Reseña

La caída del bloque soviético a finales de la década de los ochenta significó para la izquierda mundial entrar en una profunda crisis ideológica y política. Los pocos países socialistas, Cuba entre otros, que lograron sortear la presión del bloque capitalista y mantener el proyecto revolucionario de sociedad tuvieron que concentrarse en sus propias fuerzas en medio del aislamiento y el bloqueo económico de las grandes potencias.
Además, los partidos de izquierda, las organizaciones populares y los movimientos sociales entraron en franca crisis. El embate del capital contra ellos se vio reflejado en los medios de comunicación, la academia y el debate político; el pensamiento único se impuso en todas las esferas de lo político y quien cuestionaba el orden social y las estructuras de poder era acusado de representar el pensamiento más cavernícola. El neoliberalismo y su expresión ideológica, el libre mercado, fueron asumidos como la única forma de pensamiento posible en cuanto había ganado la batalla ideológica contra el comunismo. Cualquier forma alternativa de comprender la realidad se consideró como rezago de un pasado ya superado por las fuerzas del desarrollo tecnológico y del mercado.
El libro está organizado en tres partes. La primera hace referencia a la cuestión del sujeto histórico y político dentro de la concepción materialista de la historia se ha ubicado en el centro de rigurosos debates teóricos por parte de los científicos sociales que se ubican dentro del espectro de la izquierda política, evidenciando la existencia de distintas posturas epistemológicas y políticas al interior de los llamados “marxismos”. Dichas posturas e interpretaciones se diferencian entre sí en la lectura que se hace sobre aspectos filosóficos tratados por Marx, tales como, la cuestión humanista, la ética, el sujeto de la historia y el papel de las condiciones objetivas en la configuración del modo de producción capitalista. Así pues, para el tema de nuestro interés, la idea es aclarar si se puede pensar en un Marx heredero del humanismo filosófico o hasta qué punto es cierto que los clásicos de la concepción materialista de la historia hacen una ruptura epistémica definitiva con la modernidad nacida en la ilustración.
En ese sentido, la filosofía de la praxis tratada como el germen de una nueva concepción de la historia, ésta vez, de carácter materialista y dialéctico, ubica al hombre con un papel determinante en la transformación social, pero ¿se basa la concepción materialista de la historia en un determinismo de las estructuras?, o por el contrario, ¿Marx en sus escritos plantea y resuelve epistemológicamente la cuestión del sujeto, para luego trasladarse al plano de las contradicciones de las formaciones histórico-culturales del modo de producción capitalista?, y si esto es así, ¿Para Marx quién es el sujeto de la historia?
La segunda parte del libro tiene que ver con la reflexión pedagógica del autor con respecto a las características formativas del cuadro político, su función dentro de una estructura partidaria, el entorno de formación que propone Lenin y su relación con el proyecto político emancipatorio. Luego, el texto desarrolla su propuesta de comprensión de lo que se concibe dentro de la pedagogía crítica como cualificación política, sus mecanismos de formación y educación.
En la tercera parte el texto aporta algunos instrumentos para definir y desarrollar un proceso de formación y educación política dentro de un partido comunista.