Evaluación de las necesidades insatisfechas en salud sexual y salud reproductiva de la población migrante venezolana en cuatro ciudades de la frontera colombo-venezolana
Mientras que una de cada 30 personas en el mundo es desplazada o
refugiada, en Colombia una de cada 47 personas es migrante venezolana.
Para finales del 2018, 1.032.016 millones de venezolanos habían migrado a Colombia.
Durante el 2018 la población migrante ubicada en los departamentos de la frontera con
Venezuela se incrementó casi en un millón (418%). Arauca, Cesar, La Guajira y Norte
de Santander recibieron y acogieron casi dos tercios de la población migrante que llegó
a Colombia (Gobierno de Colombia, 2018).
Los migrantes venezolanos llegan al país con múltiples necesidades
insatisfechas en salud sexual y salud reproductiva (SSSR) y pueden
enfrentar barreras en el acceso a la atención en salud, por razones de su
situación migratoria, discriminación y desinformación. El perfil de los
migrantes venezolanos es de hombres y mujeres, particularmente en adultos entre los
18 y 59 años. A pesar de la relativa capacidad instalada de las instituciones colombianas,
ésta no se traduce en un acceso efectivo y oportuno a servicios de salud sexual y salud
reproductiva (SSSR) para estas mujeres y hombres. Para garantizar el acceso se
requieren recursos, así como la eliminación de barreras de acceso para la población
migrante. En este sentido, se requieren estrategias de comunicación para confrontar la
desinformación acerca de la SSSR. Adicionalmente, es necesario reconocer que,
aunque las necesidades en SSSR varían ampliamente, estas son específicas y se
incrementan debido a las condiciones de vulnerabilidad derivadas de la situación de
crisis migratoria, además de la discriminación experimentada por sus otras identidades
antes de ser migrantes. Por ejemplo, existen grandes inequidades entre la migración
irregular y pendular cuando se compara con migrantes regulares o en proceso de
regularización, los cuales tienen mejores condiciones de acceso al sistema de salud
pública. Por esta razón, las respuestas y las intervenciones en SSSR deben ser
diferenciadas para acercar los servicios de salud a las necesidades y circunstancias de la
población migrante en toda su complejidad.
El Paquete Inicial Mínimo de Servicios de Salud Reproductiva (PIMS) debe
difundirse ampliamente en Colombia, y particularmente en los lugares de
la crisis humanitaria. Los flujos masivos migratorios sin preparación o regulación
adecuada por parte de los países receptores crean desafíos y riesgos significativos,
incluyendo la violación extrema de los Derechos Sexuales y Derechos Reproductivos.
Las crisis humanitarias limitan el acceso de mujeres y niñas a la SSSR, lo cual tiene
consecuencias en sus vidas que se profundizan en estos escenarios, por ejemplo el
embarazo no deseado y la falta de acceso a un aborto seguro, incrementa el riesgo de
la morbilidad y mortalidad materna. Adicionalmente, el incremento de todas las formas
de violencia basada en género, en el lugar de origen, durante el tránsito, y en el lugar
de destino, aumenta también el riesgo de embarazo no deseado, las ITS, incluyendo el
VIH, el trauma psicosocial y la demanda de abortos. Sin acceso a servicios de SSSR
están en riesgo las vidas de muchas personas, especialmente las de las mujeres y las
niñas más vulnerables.