Reseña

De entrada se debe decir que, el Sociologismo Jurídico reviste gran importancia en estos contextos, en cuanto tiene que ver con la razón de ser y aplicabilidad de los despliegues conductuales en determinado social y por ende criminal; disertación que aún sigue apartado y al margen de los saberes de rigor que se generan en cada facultad de sociología y de leyes; ello, ha demandado que se creen grupos o centros de estudios que se dediquen a tal quehacer, como lo es la “Asociación de Derecho y Sociedad – Law &Society Association”, el “Instituto Internacional de Sociología Jurídica de Oñati”, la revista de “Droit et. Societe”, en Francia, para citar algunos, o los más conocidos sobre el particular; además de las líneas de investigación que han adoptado diferentes universidades y centros de investigación, en lo tocante al “Sociologismo Jurídico” el que sin duda debe dar respuesta a la interpretación, comprensión y análisis de múltiples factores que encierran un actuar en un momento dado.
Abordar un estudio de tal naturaleza y magnitud, apunta aun sin número de perspectivas investigativas dentro del ámbito del “Sociologismo Jurídico” cuya realidad es un tanto pobre en el hemisferio latino, no así en los países de proyección educacional de avanzada, resulta un tanto complicado, como sea, no deja de ser una alternatividad respecto de los esfuerzos que se genera, en aras de contribuir a la solución de la crisis que se genera en el abordaje del comportamiento humano, respecto del injusto penal penalizable y el aterrizaje en el contexto sociológico jurídico y por ende jurisprudencial.
El Sociologismo Jurídico como se muestra en el presente texto, tiene su entidad en aquellos escenarios o panoramas académicos de los diferentes epicentros que se ocupa de ello, abordado desde luego, desde las múltiples corrientes, sin dejar de lado el funcionalismo investigativo; encontra equipos de trabajo, con miras a que en un mañana, la generación de injustos sea corregida y limitada, cuyos centros de reclusión demanden de una verdadera rehabilitación, al punto que al egreso del sentenciado, éste pueda serle útil a la sociedad, sino como empleado, genera su propia mini empresa y quehacer, basado en la preparación y especialización que el centro de reclusión debe brindarle y no como con sorpresa da y escucha en algunos unos noticieros, donde en algunas reclusiones, la rehabilitación consistía en poner a los reclusos a barrer y trapear pisos, lo cual demandaría un elemento más, de su propia reclusión, lejos de una real resocialización, sin que se pueda ver a ciencia cierta, cómo y desde donde se les está proyecta y reeduca para que afronten una real sociedad, como sí ocurre en otros pueblos del mundo, donde a manera de ejemplo, varias de las piezas industriales constitutivas de maquinaria o vehículos, se hacen y perfeccionan justamente en los centros penitenciarios, donde existe un verdadero control de calidad en la productividad de aquellos, con miras a una verdadera rehabilitación del procesado, por lo que salen, sino arrepentidos, si a ocuparse sobre lo que allí aprendieron para su manutención y realización, lo cual brilla por su ausencia en su hemisferio latino.