Reseña

En este nuevo libro de Dina Luz Pardo Olaya titulado Callar nunca fue una opción, su pensamiento-palabra crea y se recrea en la liberación de moradas secretas, estancias íntimas en donde habitan las esencias del amor y el erotismo, como razones supremas de la sinrazón y como fundamentos de una alegría totalizadora. En la inusitada travesía por todas las dimensiones del amor, entre el infierno, el purgatorio y el paraíso, la autora de este libro de poemas, relatos y autorretratos, agota sabiamente sus diferentes coyunturas. Y en su perfecto ir y venir de emociones y contradicciones, el amor contado y el deseo cantado, brotan a cada regreso de la ola nupcial. Porque en la palabra lírica de Dina Luz Pardo el amor es jadeo, es lucha, es baile, es agonía, es hambre y es cocina, es sed y es claro vino de congojas marinas. Y es pasión desbocada o reflexiva que a cada instante nace, crece, decrece, muere o resucita. Es, en últimas, carne y espíritu, mente y alma, que atraviesa en bello vuelo de palabras la ancha avenida del deseo. En Callar nunca fue una opción, la palabra descubre una vez más a través de la poesía, novedosos senderos del amor, mientras la ternura se vuelca y se disuelve en la aventura erótica. Dina Luz adivina en cada estrofa reveladora el sino inabordable del amor, de su amor personal encadenado y liberado. El libro no solamente ahonda los laberintos del hechizo espiritual y carnal del querer sino que retoma su fervor por la poética de la lujuriosa cocina, aborda el territorio de la reflexión, palpa y acaricia las hojas secas de la soledad, dice adiós cuando es menester decirlo, asume la plenitud de la experiencia vital y desnuda la palabra de manera triunfal cuando confirma que con su amado, en presente, pasar la página / resultó ser un poema jamás escrito en papel… La compaginación sensual de cada paraje del cuerpo y de cada accionar efectuado para reinventar el amor, hacen de este libro, Callar nunca fue una opción, un soberbio y visionario convite en donde la pareja humana viste y desviste de manera continua sus íntimos incendios y diluvios, pero también sus hermosos y disímiles silencios. José Luis Díaz-Granados Escritor colombiano