Reseña

REFLEXION INTRODUCTORIA Transcurrían los finales del año 1986 y a pesar de la época adolescente, acostumbraba desde entonces a hacer balances cronológicos del año que culminaba y planteaba retos y prospectivas para el venidero. Apelando a nuestra decreciente capacidad memorística y sin temor a ruborizarme, evoco la tripartita experiencia que en importante medida trazaron mi derrotero de vida: El primero, la visita a mi amado país de un hombre, verdadero apóstol de Roma, Karol Wojtyla hijo de un oficial del ejército polaco y una maestra de escuela que vivió en persona los rigores de la Segunda Guerra Mundial, su Santidad Juan Pablo II, habida consideración que para ese entonces el día 13 de noviembre de 1985, el cráter Arenas del volcán Nevado del Ruíz hizo erupción, provocando paralelamente un deshielo y avalancha que sepultó a la población de Armero y con ella a más de 25.000 personas. El día 3 de Julio de dicho año, promediando el medio día en la ciudad de Chiquinquirá - capital religiosa y santuario mariano de Colombia-, recibí con relativa cercanía la bendición del Sumo Pontífice y confieso que cada vez que revivo el episodio, vierten sobre mi rostro lágrimas de felicidad y regocijo espiritual por cuanto la misiva aún replica en nuestros corazones: “Con la paz de Cristo, por los caminos de Colombia”. La segunda, la experiencia como alfabetizador en la Cárcel del Distrito Judicial de la precitada Villa Republicana, vivencia que en definitiva marcaría la dilecta preferencia por el estudio del Derecho y en particular por la Ciencias Penales y Forenses, requisito último que materializó el acto sencillo pero no menos solemne de graduación como bachiller que data de noviembre 26 de ese mismo año. La tercera experiencia, con fecha diciembre 4 de 1986 los medios masivos de comunicación nacional e inclusive internacional, desplegaban sendas editoriales en torno a la tristemente célebre “Masacre de Pozzetto”, conocido restaurante de comida italiana ubicado en Bogotá. En efecto, el ciudadano Colombiano Campo Elías Delgado quien había sido reclutado en dos ocasiones por el ejército de los Estados Unidos de Norte América, excombatiente de la Guerra de Vietnam, había ejecutado un macabro periplo criminal que comenzó con el asesinato de una de sus estudiantes de inglés y su progenitora. La segunda fase tuvo como destinataria trágica a su madre a quien odiaba con vehemencia, golpeándole en el cráneo y luego incinerándola provocando un incendio en su lugar de residencia, clamando auxilio de los moradores quienes incautos asisten solidariamente a socorrerlo y sucumben en número de seis a manos del sicópata. Finalmente, el ciclo delictual se cierra con su aparición en el Restaurante Pozzetto de la ciudad capital Bogotá, causando la muerte y heridas a más de una decena de personas. El ingreso de las unidades de policía utilizando indiscriminadamente ametralladora Uzi amplió el número de víctimas incluido a Campo Elías Delgado. De tal manera y a partir de este episodio, empecé a tener referencia de algunos asesinos seriales como Jack “El Destripador”; El Príncipe Rasputín; Nerón y Calígula; Drácula y Jim Jones entre otros. Abonado a esto estaba el miedo natural que como provinciano experimentaba al migrar a Bogotá donde adelantaría estudios universitarios, me impactaron el modus operandi del victimario y la etiología suicida confirmada por los estudios forenses. En juicio analítico de confrontación al que me conducía la realidad de los hechos, vislumbraba como dentro de la misma condición humana pero en ángulos diametralmente opuestos, algunos eran peregrinos de paz y otros mensajeros de la muerte. Para entonces, los diversos interrogantes planteados gravitaban en torno a los ejes propios de la investigación criminal que inmortalizara el Maestro Edmond Locard: ¿Qué?; ¿Quién?; ¿Cómo?; ¿Cuándo? y ¿Donde?, misma pirámide de cinco preguntas que se aplican también los periodistas. Me llamaba la atención con especial énfasis en este tópico el último interrogante, pregunta vigente e insoluta, pero que con toda humildad y vocación, pretendemos abordar. En tiempo actual y ante la oportunidad que me brindó la vida de realizar estudios avanzados en Ciencias Forenses, consideré el escenario propicio para rotular algunas reflexiones que ojalá logren trascender en el ámbito académico pero que, ante todo, reflejarán la permanente preocupación por construir un ideario constante de protección hacia las generaciones presentes y futuras. Referencio entonces la noble añoranza escrita en otro momento para que a través de nuestros hijos de sangre y conocimiento, no desistamos de los sueños para un mejor mañana. Es tiempo preciso para que la humanidad acoja la esperanza dentro de tanta desesperanza. JUSTIFICACIÓN, PERTINENCIA Y OBJETIVOS DEL TEMA ELEGIDO En honor a la verdad resultaría extremadamente iluso pretender abarcar con suficiencia todas las aristas que en evidencia merece el tópico elegido, menos aún, garantizar que se llegará al constructo de una fórmula que resuelva el creciente problema de los asesinos seriales en la dinámica de las denominadas sociedades de riesgo y espirales silentes que caracterizan a la posmodernidad. No obstante, encuentro que el sofisticado modus operandi en los victimarios de asesinatos múltiples y en la mayoría de los casos selectivos, progresivamente va en franco crecimiento ante los insuficientes e inclusive ausentes esfuerzos de los Estados por identificar en tempranas edades signos cardinales o patognomónicos o manifestaciones percibidas de manera profiláctica, preventiva e inclusive predictiva, evitando la perpetración de esta modalidad explícita de reatos criminosos. Sin lugar a equívocos, la consolidación de esta especializada forma de delincuencia encuentra escenario propicio en aspectos multifactoriales de difícil identificación y permeabilidad por parte de los aparatos institucionales judiciales e investigativos, planteándose de esta manera un verdadero reto en la visión prospectiva y direccionamiento de todas las ejecutorias del ideario de justicia universal o cosmopolita. Este cambio de paradigma exige una conciencia planetaria que se construya a partir de ciudadanos comprometidos con su sociedad y más allá de sentimientos nacionalistas. Ciudadanos orientados por una concepción cosmogónica del planeta que convoque a liderar un patrón de conducta transnacional en defensa de las generaciones presentes y venideras. En pretéritas ocasiones y en vieja data reflexiva ya se ha abordado y pregonado el ideario según el cual la visibilidad e indivisibilidad de estos patrones de conducta humana, puestos de manifiesto, desafortunadamente, a partir de los asesinos seriales, refleja sin lugar a dudas decadentes muestras de insalubridad de carácter mental, acaso la más compleja y grave de la propia humanidad. La problemática que gravita en torno a los asesinos en serie, y a su cada vez más frecuente aparición, exige un abordaje omnicomprensivo del fenómeno, no como patrón aislado sino como derrotero acelerado e interactuante dentro de las sociedades actuales a partir de la consideración bipartita que en su momento se expondrá en términos de seguridad y salubridad pública. En función del protagonismo alarmante que adquiere este tipo de criminalidad y a la creciente necesidad de reivindicar los derechos a la verdad, justicia, reparación y garantía de no repetición que tradicionalmente acompañan a las víctimas, de manera individual y colectivamente consideradas, este sencillo pero comprometido esfuerzo académico encuentra correspondencia en una permanente vocación de estudio. Por otra parte, es de anotar que con sentido coetáneo surge el auge e imprevisibilidad de las nuevas tecnologías de la información y las comunicaciones (TIC), representado en especial en la interacción de las telecomunicaciones y la informática conocida tecnológicamente como telemática, la que genera unas condiciones propicias para el fortalecimiento de las ya existentes formas de cibercriminalidad y hace que aparezcan unas desconocidas, impregnando una nueva huella en la perfilación de los asesinos seriales en el trabajo de investigación criminal. En términos de la Ciencia Criminológica, obligatorio resulta considerar las postulaciones inherentes a la Teoría de la Imputación Objetiva, fundada en el reconocimiento de roles protagónicos de autoprotección y confianza legítima que inspiran el desarrollo propio del funcionalismo de un mundo globalizado en materialidades, pero decadente en espiritualidades, moral y respeto a los Derechos Humanos. Así las cosas, frente a este diagnóstico anacrónico de realidades compete a las Ciencias Forenses aportar toda su experticia y rigurosidad científica como el promotor natural de una estrategia integral que al mejor estilo metodológico del acto médico, compendie los estadios de prevención, diagnóstico, tratamiento y eventual rehabilitación, articulada con momentos propios de la administración de justicia penal como la judicialización, juzgamiento y sanción. Se reivindica entonces como parte de la justificación para el cumplimiento, no solo de los retos personales y profesionales asumidos en la Maestría en Ciencias Forenses y a partir de la compleja y sensible temática seleccionada para la presente publicación, la necesidad urgente y sentida de generar un espacio de reflexión científica y humana en el entendimiento y aproximación del abordaje de la complicada fenomenología aludida de los asesinos seriales. De tal manera y por todo lo anterior, además de entregar el documento escrito en el que se plasma el resultado del ejercicio investigativo y con el ánimo académico-jurídico de suministrar un material a fin de la consulta preliminar, se hace necesario también precisar los objetivos de la presente publicación: a. Establecer los factores determinantes en el comportamiento de los asesinos seriales. b. Analizar la interacción de los asesinos seriales dentro de las posmodernas sociedades de riesgo. c. Aproximar los rasgos característicos de los asesinos seriales. d. Presentar el análisis selectivo y variable de casos reales de asesinos seriales.