Las rutas de Ifigenia
Autor: | García Aguilar, Eduardo |
Ifigenia Botero, como la del mito, pertenecía a la ficción, al terreno de los cuentos de hadas perversos donde el hada encarna el deseo y la transgresión y lleva por el mal al inocente, al menor o al viejo, al santo, a las más inesperadas víctimas de su belleza maldita. Había algo muy extraño en la tersura de esa piel adolescente. De su piel emanaba un aroma esencial y quien lo percibía perdía la razón, quedaba atado a ella por lazos carnales, sumido en la materia del deseo, enloquecido, mareado, incitado a matar, al crimen, para postrarse a sus pies. Su perfume elaborado en antiguos alambiques genéticos, la manera como las prendas se ajustaban a su piel, a sus extremidades, a su torso, la tela del jean desleída acomodándose a sus muslos como otra piel sobre la piel, nos dejaban petrificados, sin respiración para siempre, atrapados en extraños estratos geológicos conservados desde el tiempo de los primeros anfibios.