Reseña

RESEÑA
LIBRO JUANCHO POLO VALENCIA, MÁS ALLÁ DEL BIEN Y EL MAL
Por AGUSTÍN BUSTAMANTE TERNERA
¡Sueño cumplido!, podría denominarse esta aventura que comenzócuando yo era un infante, fue una ilusión que aumentó con el paso delos años, la sentía como un compromiso propio y con quienes merodeaban puesto que tenía todos los ingredientes en mis manos:conocí al protagonista, nací en su entorno geográfico, me apasiona lamúsica vallenata y estudié periodismo, la mesa estaba servida paracuando quisiera comenzar, solo me faltaba reconstruir su historia conbase en los testimonios de los personajes quienes lo conocieron,quienes lo trataron, quienes lo disfrutaron, y a quienes también lostenía a la mano, para luego ponerme a escribir sobre la vida de unode los juglares más sobresalientes de nuestro folclor, Juan ManuelPolo Cervantes, o simplemente Juancho Polo Valencia, como loconoce la historia. Parecía sencillo, y lo fue, porque disfruté cada segundo que medediqué a investigar de manera minuciosa los orígenes de estehombre lleno de grandes contrastes, así como fue cómplice para queel licor se lo ‘consumiera’, para que le ‘robara’ sus años, para que le‘robara’ sus ‘sueños’, para que le ‘robara’ tiempo a su tiempo, de lamisma manera cuando estaba en éxtasis creaba frases ‘preñadas’ demúsica que solo brotan de la cabeza de un genio, se podría afirmarque ambas situaciones estaban ligadas o concadenadas, puesto queparecía que era el alcohol quien lo conducía a desplegar y aexteriorizar todo el potencial poético, filosófico, crítico y ambientalistaque llevaba por dentro. Reconstruir los cientos de kilómetros de caminos de herradura pordonde deambuló durante su existencia andariega, llevando mensajescon su acordeón, durante más de 40 años (1936-1978), la quedenominamos ‘Ruta Juancho Polo’, no fue nada fácil, aún en estostiempos de las vías asfaltadas, la mayoría de esas trochas que‘Valencia’ recorrió en uno, dos, tres días, y hasta una semana a lomode burros, mulos y caballos, aún permanecen vírgenes, sin asomo de
pavimento, en mal estado, como si ellas mismas estuvieran reacias adarle paso al modernismo. Fueron varias las situaciones que nos tocósortear como parrillero en motocicletas o como un simple pasajero enmotocarros, tractores, automóviles y buses destartalados, en losinolvidables ‘Jeep’: fuertes ola de calor, lluvias extremas, vehículosvarados, atollados en el barro. Siempre me ha causado curiosidad que casi todos los escritos ytrabajos para radio y televisión sobre el Juglar giran en torno atestimonios y aportes valiosos que sus autores recogieron en un sololugar: o se enfocaron en Flores de María, o solo estuvieron en‘Caimán’, pero no se dieron a la tarea de visitar a ambas poblaciones,es decir, ignoraron la contraparte, uno de los principios básicos de unainvestigación rigurosa. En mi caso, quise escucharlos a todos, puestoque en ambas poblaciones tienen visiones totalmente distintas conrespecto a este hombre pequeño de estatura, pero grande depensamiento. Quizás lo más complicado en el momento de sentarme a escribirsobre este icono del vallenato, subvalorado por cierto, fue cuandollegó la hora de desenredar la dualidad en la cual se convirtió suhistoria personal y musical, es decir, la postura de dos puntos de vistacon relación a todos los aconteceres que lo rodearon: su lugar deorigen, la muerte de Alicia, la composición de la obra Alicia Adorada,las fuentes inspiradoras de sus canciones. En los distintos escenariosdonde animó parrandas, ‘merengues’, casetas, en las cantinas, cadaquien tiene su propio cuento sobre el Juglar, cada quien lo cuentacomo se lo contaron, o como lo vivió, al final, a ustedes yo “esoscuentos se los cuento tal cual como me los contaron”. Juancho aún tiene la dicha, ojalá desde el cielo lograra leer estasfrases, que de manera sana, dos poblaciones del departamento delMagdalena se disputan su cuna: Flores de María y ‘Caimán’, lo quehace su historia más interesante, porque el antagonismo salta de unlugar para el otro, la información que recolectábamos en el primero y lacual dábamos como cierta, después me la negaban en el segundo yde paso me entregaban una versión distinta. Interesante porque, aunque sentía que se me enredaban loshechos, dado que los distintos testimonios sobre una misma situación,
no cuadran, no encajan, por ejemplo, mientras que en el mismo Floresde María no se ponen de acuerdo con respecto al lugar donde‘Valencia’ compuso a ‘Alicia Adorada’, unos dicen que fue en elcementerio, otros que ocurrió al frente de una cantina; en ‘Caimán’aseguran que la inspiración de esa obra le llegó en el camino queconduce de esta población hasta el caserío de Carreto, cuandoregresaba a su tierra natal después del novenario de su mujer.Entonces recurrí a una norma del periodismo que recomiendaescuchar las distintas versiones, publicarlas y que sea el lector quiensaque sus propias conclusiones. Durante el recorrido a través de la ‘Ruta Juancho Polo’ en busca delas huellas de nuestro personaje pintoresco, escuchamos lostestimonios de más de 50 personas, la mayoría octogenarias (Cadatres, cinco o siete años cuando regresaba al lugar, recibía conprofunda tristeza la noticia de que varias habían fallecido, paz en sustumbas), entre ellas familiares, amistades, ex integrantes de su grupo,periodistas, cantantes, compositores, músicos, ingenieros de sonido,empresarios, comerciantes, docentes, políticos, personas del común,entre otras, quienes tuvieron el privilegio de convivir con él, loconocieron, lo trataron. Al final, un libro de 506 páginas donde se recoge la vida de estejuglar de la música vallenta, autor de canciones célebres como ‘AliciaAdorada’, ‘Lucero espiritual’, ‘El pájaro carpintero’, entre otras. En estaobra presentamos las distintas facetas de Juancho Polo Valencia: susorígenes, sus inicios y desarrollo musical. Juancho desde el punto devista filosófico, crítico, político, ambientalista, el amigo de sus amigos,sus andanzas amorosas, su discografía, entre otros aspectos de esteHombre Grande del Vallenato.