Reseña

En la familia Arroyo Orozco y en las que se derivan de ella se encierra una mística, donde se puede conjugar el carácter heredado por todos, incluyendo a mi madre, de lo cual puedo dar fe y que es marca registrada de mi abuelo (El viejo José), un hombre del campo, humilde pero sabio en su esencia y con gran sentido del humor; y el lado suave, representado en la sonrisa de la abuela Angelita como cariñosamente la llamábamos. Pero sin duda alguna nuestra mayor herencia es el sentimiento de familia que hemos mantenido intacto por generaciones.

Este sentimiento es el que nos mueve a reunirnos frecuentemente en el solar, el que nos hace volver cada año desde donde estemos, para compartir con la familia y pasar ratos amenos recordando nuestra historia a manera de anécdotas.