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ISBN 978-958-48-5165-9

Granada y el Ariari de Mis Amores

Autor:Garay Carrillo, Roberto
Editorial:Garay Carrillo, Roberto
Materia:904 - Relatos colectivos de acontecimientos
Clasificación Thema::DNX - Historias reales: general
Público objetivo:General / adultos
Disponibilidad:Disponible
Estatus en catálogo:Próxima aparición
Publicado:2018-12-20
Número de edición:1
Número de páginas:320
Tamaño:13.5x21.5cm.
Precio:$45.000
Encuadernación:Tapa blanda o bolsillo
Soporte:Impreso
Idioma:Español

Reseña

Este trabajo que ponemos en las manos de nuestros lectores, encierra un esfuerzo grande y compartido con centenares de afortunados fundadores, mujeres y hombres que llegaron más tarde; mientras que involucra también nativos que se dan el lujo de haber nacido en la irreemplazable región.

Yo siento que contar la verdadera historia de Granada y la región del Ariari, ha sido el anhelo de todos los que nos hemos atrevido a viajar hacia las profundidades del océano social, para reseñar con letras, las vivencias y mundologías que logren relevar una comarca histórica por sus generosidades y extraordinariamente grandiosa por sus cualidades.

Seguro estoy que este protocolo característico, no recoge todos los registros que debe tener la historia de Granada, pero si es tangible el esfuerzo que hacemos quienes nos atrevemos a evitar que nuestros hijos y nuestros nietos, se levanten sin un referente que les permita conocer la generosidad y trascendencia de la patria chica, que los héroes invisibilizados les dejamos como premisa y confirmación de incomparable grandeza, de los poderes creadores del pueblo noble y digno, como ese que creció como palma aquí donde termina la gran sabana y comienza la espesa selva que escondió a los liberales venidos de todos los departamentos de Colombia, evitando la muerte a veces en primavera y otras veces porque tenían que reintentar la construcción de un nuevo fundo; para reponer el que la violencia política les arrebató, cuando creyeron inútilmente haber logrado la tan anhelada liberación económica de su núcleo familiar cercano.

Un documento que desnude la fecundidad de la tierra, de sus bellas y hermosas mujeres, de hombres que a pesar de su criminal machismo patriarcal que los perforó desde el momento mismo en que el matriarcado tocó a su fin; preñaron a la tierra y sus mujeres y en este Ariari, le demostraron al mundo que su fecundidad va más allá de la maldad que transporta el perverso machismo y que la sociedad con la principal criatura de Dios y la naturaleza; construye la porción de país que la patria necesita para arropar a todos sus hijos, como la gallina arropa sus polluelos debajo sus alas, que no es nada distinto a construir pequeñas y grandes ciudades como la nuestra. Yo estoy escribiendo este párrafo en medio de la más profunda tristeza, porque soy consciente que cuando este libro esté en nuestras manos, más de la mitad de los protagonistas de esta apasionante historia, ya pasaron a otro plano y que al nombrarlos tendría que colocarle esas horrorosas letras (q.e.p.d) y que a mí me horrorizan, por eso desde ya les ofrezco mil disculpas a los lectores, pero yo no las voy a escribir. Por ejemplo los que bailamos cha cha chá y rock and roll, y nos disfrazamos de nueva ola el día 16 de julio de 1.967 en la inauguración de la piscina Miramar de Granada, ya no quedamos si no muy pocos y los que todavía nos resistimos al viaje sin regreso, estamos disminuidos de facultades, resignados a vivir detrás de unas gruesos lentes y en el peor de los escenarios: resignados a una cama, una silla de ruedas o un bordón; obligados a llevarse a la tumba una extraordinaria riqueza histórica de nuestra pintoresca y fecunda región.

Como me gustaría poder participar de la recopilación de una total historia de Granada y la región del Ariari y perdónenme que yo hable siempre de Granada y la región, porque es que yo siempre la he mirado como una ciudad región, de la misma manera que a San Martín la miré siempre como una ciudad dormitorio; mientras que Granada se convirtió en el hospedero de parceleros y después finqueros de todos los municipios del alto, medio y bajo Ariari, San Martín fue el llegadero de todos los temporeros que se internaban en las selvas, a ayudar a recoger las cosechas y de pronto a echar una partija con un colono y su llegadero era siempre, San Martín. Allí conseguían una piecita, colgaban su hamaca y su mosquitero y a pasar el guayabo o Ratón, después de largas horas de tomata de miche o aguardiente, costumbre no muy sana de nuestro pueblo trabajador que no ha podido combatir infaustamente.
Que son miles de personas que deben quedar en el registro histórico de semejante obra, claro que es totalmente verosímil, que se nos escapan: sitios, eventos, anécdotas, dignos de hacer parte de este relato histórico, también es insoslayable; pero que nuestra voluntad de completar la total recuperación de nuestra refundida historia, también es contrastable. Espero con ansiedad que un día no muy lejano, podamos unir voluntades y capacidades para escribir una historia que recoja toda la riqueza histórica, ancestral y antropológica de nuestra región del Ariari. La historia que se está escribiendo en este momento, nos es coincidente con las fortalezas, el talante y la exponencialidad de esta región que supo imponer sus condiciones en momentos coyunturales y críticos, sin perder el norte y sin asumir posiciones genufléxicas ante la adversidad y la traición de algunos supuestos benefactores. Los hijos de Granada y el Ariari, debemos ser firmes, no dejarnos cambiar los patrones culturales; los valores y principios; que nos legaron nuestros conductores sagrados, encabezados por Alcides Torres y su tanda de sabios analfabetas, que construyeron este gran proyecto. Los granadinos tenemos que tender una red de vigilancia para que nuestra señorial y exponencial Granada no se convierta en un hospedero de culturas deformadoras del individuo, costumbres que ya tienen a sus ciudades de origen convertidas en una sociedad que va rumbo la hecatombe final, y lo más triste es que esas generaciones están envalentonadas porque les han hecho creer que ese es el horizonte a seguir.
Nosotros crecimos en medio de la multiculturalidad, pero sin perder de vista el respeto por la legalidad y el orden social, pero hoy nos estamos alejando de esos sanos modales que distinguen una sociedad organizada de una sociedad cualquiera; todos debemos tomar consciencia y reflexionar profundamente sobre la sociedad que tenemos que construir, para nuestros hijos y nuestros nietos, si no queremos que estos se queden sin futuro y sin formas de reivindicar a sus congéneres.

Vamos a cortar con esos reflejos adaptados que están perforando nuestra sociedad moderna y lo están haciendo colinchados y camuflados entre los cambios necesarios que deben operarse en un proceso de desarrollo como el nuestro. El malandrage, el pillaje y la maldad sistemática, no son sine qua non de un crecimiento y desarrollo formidable como el que Granada y la región del Ariari han logrado por razones geográficas y geopolíticas; estos factores desestabilizadores son controlables y derrotables mediante el poder popular organizado y la voluntad política del gobierno local. Son muchas las amenazas que se ciernen sobre Granada y que ofrecen un terrible peligro en la construcción de la nueva arquitectura social. En nada contribuye para la consolidación de nuestra región como el emporio económico y de desarrollo social, cuando estamos registrando casi diario un feminicidio o por lo menos un caso de violencia contra la mujer, o contra la niñez que es lo más parecido a ese ser que tiene el compromiso universal de procrear y fecundar la semilla de las mujeres y los hombres, ese ser que tiene en su interior el sin igual instrumento de prolongar la vida de la especie humana. Preguntémonos ¿Qué ocurriría si el machismo logra acabar con las mujeres? ¿Puede el hombre encargarse de seguir pariendo mujeres y hombres? Solo me queda llamar a una profunda reflexión en tal sentido y lanzar la proclama a todos los contornos de: “ni una menos” la que recibió la orden divina de parir, no puede morir en primavera; el único ser que germina la semilla de la especie humana, no puede desaparecer del plano terrenal sin cumplir con el compromiso universal de propalar y henchid la tierra de: hijos, amor, bondad, ternura, pasión; alegría, generosidad entrañable, y paz con justicia social y espiritual, que solo ellas pueden polinizar e inocular, trascendiendo ese inmenso cultivo de benignidad y magnanimidad que ellas llevan en cada gen, en cada partícula de su geografía estructural y neuronal que Dios y la naturaleza pusieron en medio del universo, para ser respetadas, valoradas y amadas por toda la humanidad que sin ellas no podría hacer parte de este arpegio de sonoras y armoniosas notas, que hacen que la vida sea un espacio inundado de perfume de mujer bonita y bella, como lo son todas; porque para ser hermosa, bella y linda; solo basta ser mujer.

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