Reseña

Este libro está poblado de recuerdos y voces. A través de entrevistas y ejercicios de escritura Libardo fue un viajero de su propia memoria para contar su historia individual y familiar, pero también la de su ciudad y país en suerte. Los nueve capítulos de la primera parte se mueven dentro de esta lógica: aproximarse a la vida y obra de Libardo Vargas en sus distintas facetas, sin descuidar la reflexión sobre su contexto local y nacional. El capítulo uno, por ejemplo, rememora sus orígenes campesinos y la huida permanente por las ideas liberales de su padre. El relato de su niñez es también un relato de lo que significó la Violencia en Colombia. El capítulo dos esboza cómo nació el gusto por leer historietas en un chico que desde su primera publicación -una copla contra Guillermo León Valencia- dio muestras de que sus creaciones serían críticas contra los centros hegemónicos de poder. El capítulo tres hace un recorrido por su desempeño como deportista y sus medallas como atleta en la época en que Ibagué vibraba de expectación con la realización de los IX Juegos Nacionales. El capítulo cuatro reconstruye sus oficios previos a la docencia universitaria (principalmente en el sector de la salud) y su labor como dirigente sindical, actividad peligrosa porque la muerte golpeó a su puerta durante el Estatuto de Seguridad de Turbay Ayala. El capítulo cinco señala su desempeño en la prensa escrita y la radio, estableciendo puntos de intersección entre la literatura y el periodismo. El capítulo seis rememora sus proyectos de educar a los necesitados desde que era un joven y no se había graduado, hasta su consagración como profesor titular de la Universidad del Tolima, ponente de literatura en eventos internacionales y creador del Grupo de Investigación en Literatura del Tolima.

El capítulo siete ofrece un matiz especial, distinto a la tercera persona del resto de capítulos de la primera parte. El autor del libro resalta la importancia de Libardo Vargas para los talleres de creación literaria en la región y la trascendencia de su investigación El Taller de escrituras creativas (2012) en espacios literarios y académicos (siendo referente de artículos, tesis de maestría y currículos de pregrados y posgrados). Para dimensionar el papel de Libardo como formador de escritores, el capítulo abre la escena textual a distintas voces. Ofrece testimonios de quienes fueron integrantes de Talleres de Creación Literaria coordinador por Libardo Vargas Celemín y hoy son destacados poetas o narradores: Luz Stella Rivera, Daniel Mauricio Montoya, Miryam Alicia Sendoya, Miryam Castillo Monsalve, Daniel Mauricio Montoya álvarez y ómar Alejandro González Marín.

El octavo capítulo resalta el compromiso de Libardo, desde la década del setenta hasta el presente, con el apoyo, difusión y realización de actividades académicas y culturales para que los tolimenses nutran su gusto estético y su formación humanista (desde el sueño juvenil de involucrar al Barrio Santa Bárbara en una obra de teatro hasta la concreción de la llegada a Ibagué de la Premio Nobel de Paz Rigoberta Menchú para hablar del diálogo y la justicia social). El último capítulo habla de su pasión por el séptimo arte, sus papeles como actor secundario y su madurez como guionista y director de cortometrajes premiados a nivel nacional (La cauchera) e internacional (Normalidad) por historias que refiguran la violencia colombiana.

La segunda parte cede la voz al protagonista del Libro. Se titula “La familia, soporte emocional y práctica de la solidaridad” y está escrito en primer persona por Libardo. Es un texto evocador y cálido en su tono a través del cual rememora la figura de sus padres, hermanos y nietos. No es un capítulo con digresiones sobre el arte y la cultura. Es, sobre todo, una oda a la familia, al amor y cosas sencillas donde los seres humanos (incluso una niña de dos años como su nieta Gabriela) son capaces de reivindicar la vida con una sonrisa o un gesto.

La tercera parte tiene también un carácter polifónico. Ofrece tres miradas críticas a la obra de Libardo Vargas Celemín y corresponde a textos publicados en libro, prensa y revista. En primer lugar, hay un ensayo sobre cómo Libardo ha recreado con acierto desastres naturales y hechos violentos de Colombia en sus libros de cuentos. El ensayo fue escrito por el Grupo de Investigación en Literatura del Tolima (Nelson Romero Guzmán, Leonardo Monroy Zuluaga y Jorge Ladino Gaitán) para el libro Aproximación crítica al cuento de Ibagué y del Tolima, tomo II (2018). En segundo lugar hay una columna de opinión del escritor y periodista Benhur Sánchez Suárez sobre el libro El taller de escrituras creativas (2012), de Libardo Vargas Celemín y fue publicada en El Nuevo Día, el periódico de los tolimenses (2012). En tercer lugar hay un artículo corto de quien escribe estas líneas sobre intertextualidad, ironía y mordacidad de los microrrelatos de Libardo Vargas en su libro Una mujer difícil y otros textos breves (2009). Dicho artículo fue publicado en la revista peruana Sieteculebras (2010).

La cuarta parte, titulada “Antología”, posibilita una aproximación directa a la producción escrita de Libardo Vargas Celemín. En la selección figuran: res cuentos de Libardo Vargas premiados en concursos nacionales; la crónica sobre el asesinato de Norma Galeano (embrión del cortometraje Normalidad, premiado en Puerto Rico): cinco minicuentos publicados en libros de Libardo y algunos en antologías nacionales: seis columnas de opinión de temas variados; y dos fragmentos de cantatas escritas por Libardo y musicalizadas por el maestro César Augusto Zambrano, presentadas en eventos magnos para entrega del Título de Honoris Causa a álvaro Mutis y William Ospina.