Reseña

Marta Cwielong Es vasta la variedad de tonos con que se expresa la poesía llamémosla “convencionalmente-intimista” Desde el canto al secreto, desde la tragedia a la anécdota mínima. Cuando se revela auténtica y creativa, la tensión que la produjo se hace nuestra y universal. Este es el caso de los poemas de Marta Cwielong, autora de una obra reconocida con marca propia en la poesía argentina. Esa poesía confesional, en sus peores experiencias ha dado carta libre, a una multitud de textos que naufragan en una suerte de libros de auto ayuda o de confesiones para un sicoanalista, fiada sólo a la descripción de un sentimiento inane que la certifique como tal. La falta de búsqueda, riesgo y rigor facilitaron su nociva propalación, confundiendo, con su facilismo, a desprevenidos lectores. En cambio, basta leer este breve poemario para advertir la intensa jugada de la autora. Enfrenta su propio espejo y es ella el azogue quebrantado de su infancia, del amor que la bebe infinitamente, de las casas que habitó y que han perdido la memoria. Su voz no se doblega, se alza imantada con la misma conmoción con la que canta. Puesta en el centro de los acontecimientos, se templa y se afirma, temblando rotunda como una espada. Es ella el centro y el veredicto, la víctima y verduga de su batalla solitaria. Escribe “… nos vamos deshaciendo, pienso/ mientras oscurece. /Maldita sea, ni siquiera así puedo orar”. Esta es la desnuda hondura de esta maravillosa poeta, emergiendo del salto a su propio abismo. Este su don delicado y violento, su hermoso furor conmovido. - LEPOLDO CASTILLA Mariana Vacs “Cuando sea grande quiero ir a Latinoamérica”, dice Mariana Vacs en el poema América Latina de esta antología, como si en ese momento de su niñez y de su identidad en construcción aún no supiera que estaba en ella, y es la madre, en el escueto verso final quien se lo señala:” --Ya estás ahí, fue su respuesta”. Esto hace de la poética de Mariana Vacs algo tan argentino, argentino hasta la muerte como diría César Fernández Moreno. Y ambas posiciones, latinoa-mericana desde el origen, o latinoamericana haciéndose a lo largo de la vida, son dos caras de una misma moneda. Sea por el verde, sea por la esclavitud, por la colonización, o por la vuelta de los ancestros y los grandes maestros… En el poema Definiciones, de uno de los libros que más me gustan de Vacs, Artes Marciales , la poeta nos dice que un poema puede ser una piedra, pero “nunca una plancha que te deja liso y prolijo”, o sea que aparecerá siempre fuera de las definiciones, en el momento en que ya no podamos más. ¡Cómo me gusta Mariana Vacs cuando asume las paradojas! Así en el poema “El exilio de las cosas” donde habla de los libros que ocultamos enterrándolos bajo la dictadura y que ahora hacen que el suelo argentino sepa más de lo que dice La cabeza siempre pesándonos demasiado, entre cuatro y cinco kilos nos dice Vacs en el poema Dieta, y agrega luego en golpe magistral: “Voy a prescindir de ella. / Necesito llegar a mi peso justo”. ¿Adónde quiere llegar Mariana Vacs con su escritura? Me atrevo a decir que es a no ser grande, quiere ser niña, el gran sujeto de la poesía, o como la ciudad vista desde las alturas de la noche, quiere croar como una rana. Ser araña, mosca o pequeños insectos que nos atrapen con sus redes iluminadas por la tensión del corazón, aunque la mente trabaje por debajo. Que la fuerza de la música te acompañe, amiga mía… - DIANA BELLESSI