Reseña

La pluma de Gustavo Bueno Rojas en este relato que prece de a Cuentas del Alma (2011) y Los hijos de Hefesto (2018) es audaz y perspicaz. Narrada en primera y tercera persona, Juan, el narrador, nos agarra desde el primer párrafo y nos hace recorrer la Cali de la última década del siglo XX y la primera del XXI.
Ruido Blanco tiene una atmósfera abrasada de recuerdos, de nostalgia. Los personajes deambulan como detectives salvajes por la ciudad y sus antros. La vida parece esperarlos al otro lado del espejo. La impronta literaria de Andrés Caicedo (Cali 1951-1977) se cierne sobre Martín Isaza, el difunto protagonista de esta historia de amor, muerte y escritura.
En esta, la primera Nouvelle de Gustavo Bueno Rojas, se levanta con frescura una voz que podría representar a una nueva generación de escritores latinoamericanos que navegan por un prolífico universo de influencias que pueden ir desde Roberto Bolaño, pasar por Santiago Gamboa, detenerse en Jorge Luís Borges o beber de los poetas malditos, de su fragilidad y su angustia.
Ruido Blanco es sobre todo una dedicatoria de amor a la escritura, a la literatura y a las amalgamas de la vida en la ciudad de Cali.