Reseña

La economía colombiana se ha caracterizado por tener una
dependencia de bienes primarios, en especial la minería y los
hidrocarburos, como principales aportantes del Producto Interno
Bruto, del que se ha potencializado la desindustrialización (i.e.,
bienes secundarios) y en materia de servicios (i.e., bienes
terciarios), cuyos avances han sido tímidos. En tal sentido,
Colombia merece cambios estructurales que conlleven a equilibrar
la generación de su producto interno y deje de lado la
dependencia de las materias primas como principal generador de
insumos en su presupuesto nacional.
Para poder lograr que la producción nacional sea competitiva,
no solo para el consumo interno sino para el internacional, es
necesario que el país plantee reformas estructurales en la que
se soporte el anhelado desarrollo económico. En mis columnas
de opinión he plasmado mi pensamiento crítico y reflexivo acerca
de cómo se construye un mejor futuro en Latinoamérica y, por
supuesto, en Colombia. También trato de explicar que el mal
endémico principal que padecemos es la ausencia de formación
de nuestros ciudadanos. Combatir el corto plazo también ha sido
una de mis motivaciones para sentarme a invertir en plasmar mi
pensamiento en columnas semanales.