La felicidad en esta vida
Cómo el amor de Dios nos sostiene, nos levanta y nos guía
Autor: | Bergoglio, Fernando |
EL CAMINO DE LA FELICIDAD Las Bienaventuranzas son el camino que Dios indica como respuesta al deseo de felicidad ínsito en el hombre, y perfeccionan los Mandamientos de la Antigua Alianza. Nosotros estamos acostumbrados a aprender los diez Mandamientos —cierto, todos lo conocen, lo han aprendido en la catequesis— pero no estamos acostumbrados a repetir las Bienaventuranzas. Intentemos, en cambio, recordarlas e imprimirlas en nuestro corazón. Primera: «Bienaventurados los pobres de espíritu, porque de ellos es el Reino de los cielos». «Bienaventurados los que lloran, porque ellos serán consolados». «Bienaventurados los mansos, porque ellos heredarán la tierra». «Bienaventurados los que tienen hambre y sed de justicia, porque ellos quedarán saciados». «Bienaventurados los misericordiosos, porque ellos alcanzarán misericordia». «Bienaventurados los limpios de corazón, porque ellos verán a Dios». «Bienaventurados los que trabajan por la paz, porque ellos serán llamados hijos de Dios». «Bienaventurados los perseguidos por la justicia, porque de ellos es el Reino de los cielos». «Bienaventurados vosotros cuando os insulten y os persigan y os calumnien de cualquier modo por mi causa». «Alegraos y regocijaos, porque vuestra recompensa será grande en el cielo». Tomen el Evangelio, el que llevan con ustedes... Recuerden que deben llevar siempre un pequeño Evangelio con ustedes, en el bolsillo, en la cartera, siempre. En el capítulo 5 de Mateo están las Bienaventuranzas. Léanlas cada día para no olvidarlas, porque es la Ley que nos da Jesús. En estas palabras está toda la novedad traída por Cristo, y toda la novedad de Cristo está en estas palabras. En efecto, las Bienaventuranzas son el retrato de Jesús, su forma de vida; y son el camino de la verdadera felicidad, que también nosotros podemos recorrer con la gracia que nos da Jesús. Audiencia general, 6 de agosto de 2014 la