Reseña

Sentados debajo de la bonga frondosa al pie del cerro y a orillas del caño Aguas Prietas (Ciénaga de Oro), junto con Marcos, el hijo de Pablito Flórez, nos leímos el borrador de Vino tinto. A nuestro juicio, por la forma como escribe, no pertenece a la generación literaria del siglo XXI, cuyos versos, en su gran mayoría, son lampazos metafísicos que al leerlos, los lectores comunes y corrientes quedamos en blanco, a duras penas sólo nos acercamos a la forma, que nos parece bien lograda. Sus largos poemas tienen los pies sobre la tierra, describen los paisajes con elegancia sutil, donde unos claman por la dolorosa suerte de la tierra y la angustia existencial de los desplazados, que aún sueñan en un nuevo amanecer. Otros poemas describen los pasos de la negra que camina al compás de un tamborito legüero, mientras el mestizo admira con picardía insinuante su rítmico tumbao… parece que no camina, / sino que baila la negra, / llevándose mil ojos prendidos en la espalda. Me encantan estos poemas; me parecen bonitos por su rima suelta y repentina, de donde emerge su musicalidad; aún más, cómo enfoca la problemática actual del universo. Pero que sean los de la letra menuda, los mismos que sufren con lo que los demás se ríen, quienes le lleven al paredón, o bien le liberen por sus aciertos literarios.

Roberto Carlos Vergara
Ciénaga de Oro, Córdoba