Reseña

Cuando llega a nuestras vidas la noticia de que viene alguien con nuestra misma sangre, a formar parte de este mundo, nos toma muchas veces por sorpresa. Debería ser independiente el hecho, si lo esperábamos o no, de la reacción favorable en torno a una nueva persona que cambiará nuestra realidad, marcará el punto de partida de una nueva existencia, y obviamente será la encargada de prolongarla.
En la gran mayoría de los casos, por no decir en todos, nosotros como padres, no pensamos siquiera en que se presente una condición diferente a la convencional en nuestros niños, solo nos preocupamos por iniciar una serie de cuidados para garantizar las mejores posibilidades para él o ella, en dicho instante empezamos a experimentar un conjunto de situaciones, que ameritan de nuestra parte las mejores decisiones posibles, para bienestar de la nueva persona que llega a formar parte integral de nuestras vidas.
Decisiones de diferentes tipos, en diversas circunstancias y con distinto nivel de importancia, unas más relevantes y determinantes que otras, pero todas sumadas con miras al progreso y unidad familiar, que desde ese momento tienen que aflorar, para lograr una óptima calidad de vida en todos los aspectos importantes dentro de esta nueva etapa.

Lo que sucede recurrentemente, según lo que percibimos día a día en nuestra sociedad, es que, contrario al deber ser de las cosas, se toman decisiones equivocadas, esto debido a múltiples factores que no permiten pensar de la manera más acertada, para no perjudicar a la primera persona que menos debiera resultar afectada, nuestro hijo/a. Muchas veces no caemos en cuenta de lo trascendental que pueda resultar una decisión errada en su comportamiento, y no yendo muy lejos, sin el ánimo de ser fatalista, para su propio futuro. Siendo sus progenitores, en nuestras propias manos tenemos la vida de nuestros niños, por lo tanto, debemos decidir con la pertinente responsabilidad durante todo momento, pero principalmente en los primeros, pero más definitivos y neurálgicos años de su vida.
Aspectos tan fundamentales como la autoconfianza, su autoestima y autonomía se marcarán para toda su existencia desde la temprana edad, por lo que es en ese momento, cuando más indispensable se hace reunir todas esas características de vida, idóneas para el adecuado desarrollo en cualquier ámbito de ese ser, que recién se enfrenta a una realidad desconocida para él, esto se logra esencialmente por las decisiones que se toman cada día.