Reseña

«…José, era un apuesto ebanista y quizás el más experimentado en los contornos de Cucambé, Taibe, Oropapia y Todofierro. Todo el mundo lo pretendía para que le confeccionara una cama de tijeras, un mesón, un baúl y hasta un complicado ataúd. Este último artefacto tenía para el entrañable carpintero una importancia desbordada, pues estaba centrado en lo humano y necesario de aquel implemento. En Cucambé acudían al taller de José para que le confeccionara uno para el muerto de turno, pero eso sí cada viviente solicitaba el trabajo a su gusto y hasta meses antes de su original, normal y natural partida. Y en la bodega del artesano se llegaban a juntar hasta tres docenas de ataúdes, con las consabidas leyendas adheridas; este es el de fulano, aquel es de menganejo, el otro es de Pablo, o este es el mío, José, atentamente Remingo; con sus medidas perfectas, madera escogida, puntillas inoxidables, atuendos maravillosos en su interior…» Alfonso Molina Echeverría Autor