Reseña

Históricamente, la humanidad ha buscado mejor calidad de vida. Pasamos de ser nómadas a buscar asentamientos, a tener un hogar y una familia por los que se lucharon y se dejó impronta en los escenarios social y cultural. Nos adaptamos a la topografía y establecimos la conquista de la tierra, superamos límites; sin embargo, la enfermedad cambió de manera radical la forma en que concebimos la existencia. De manera afortunada y paralela nace la therapeia, concepto que, en el argot de la salud, se traduce en cuidado o servicio. Emerge entonces la farmacología como extensión de ese cuidado, el concepto trasciende a farmacoterapéutica, surge un nuevo estudio.

Surge de modo contemporáneo una pregunta planteada desde el papel profesional del médico: ¿Es posible concebir un mundo sin medicamentos?; de manera inexorable la respuesta nos lleva a que, en el contexto actual, es imposible hacer caso omiso a los aportes generados por los antibióticos o antimicrobianos, los analgésicos, los anestésicos, las hormonas y más recientemente a los anticuerpos monoclonales, que modificaron la historia natural de la enfermedad, prolongaron la vida y acercaron al hombre al intento de prolongar la temida partida. Esta ciencia, llena de aristas y caminos, conduce al nuevo profesional de la salud por un sinnúmero de rutas y posibilidades que, en buenas manos, modifica de manera positiva la calidad de vida de los pacientes, pero, con inadecuados preceptos llevará a problemas tan graves, que hoy se considera a la utilización inapropiada de principios activos, la tercera causa de mortalidad en países desarrollados.

Surgen iniciativas, desde el ámbito académico, con producciones que disminuyan la brecha entre el desconocimiento y la implementación de elementos clave dentro del entendimiento de la extensa ciencia farmacológica. Este libro, iniciativa del análisis problémico y de la falta de definiciones claras frente a conceptos clave en farmacología, surge de una tendencia actual del desarrollo colaborativo de textos académicos en las instituciones encargadas de redefinir el concepto de conocimiento como las universidades. Pretendemos, entonces, facilitar al estudiante de ciencias biomédicas y al profesional de la salud, sin sacrificar el rigor científico-académico, opciones claras de definición farmacológica, que le permitan incorporar herramientas adecuadas para el entendimiento de la inmensa y compleja ciencia, que dista mucho de escribirse completamente, la farmacología.