Viajera Universal
Autor: | Gonzalez Garcia, Teresa |
Colaborador: | Velez Correa, Fabio (Coordinador Editorial) |
PRÓLOGO
Viajera Universal es la nueva obra poética con que Teresa González García, la poeta de Neira, quiere dialogar con sus lectores. Egresada de la Universidad de Caldas, donde se graduó en Ciencias de la Educación, con especialización en Ciencias Sociales y Económicas, en 1980 y con Especialización en neuropsicopedagogía de la Universidad de Manizales, 1999. Ejerció como docente hasta 1998.
Motivada por su cercanía con los estudiantes y la magia que encierra el proceso de enseñanza, dejó fluir de su sensibilidad e inspiración, en los momentos de soledad, la poesía que le ha acompañado a lo largo de los años. Fue así como en 2009 publica Viajera de la vida, del amor y de la muerte, poemario donde le canta a la vida, a la ternura, al amor y se postra ante la muerte.
Y ahora con su nuevo libro, Viajera Universal, confirma el alma de su poesía, donde la vida, la miseria, la injusticia, la ecología, la lucha social y tantos otros temas afines con su inspiración, fluyen en versos acertados donde las palabras se encajonan en la idea que las inspira.
Leyendo sus páginas, observamos que la poeta fija su inspiración en la vida, en el entorno, en un ir hacia el futuro... "Soy viajera de los caminos/ sin regreso de la muerte", expresa en Yo, el universo. La vida, esa percepción que nos fijamos desde el momento en que nacemos, juega ocasionalmente en su mente con un aire de escepticismo y desesperanza que refleja en versos crudos y delatadores: "Es un cementerio de esperanzas putrefactas/ de vestidos negros deshonrados,/ húmedo de sangre/ con olor a lodo/ con sabor a guerra,/ con el color de la derrota/"... Es la vida que nos lleva insistente hacia el declive y la muerte.
Asimismo, la poeta revive, en algunos de sus poemas, la crisis emocional que suele acompañarnos con el paso de los años, cuando percibimos en nuestra conciencia, en nuestros músculos y en nuestra visión ante el espejo, el paso ineludible de la vida y la cercanía insistente de la muerte... "Se me va la vida con paso silencioso…/ he ido muriendo con mis sueños/ el alma se me escapa de la carne/ y ésta se duerme en mi consciencia/ con llanto de ausencia..."
Pero a pesar y en favor de todo lo anterior, la poeta nos sitúa ante los hijos, esos seres carne de nuestra carne y espíritu de nuestro espíritu, proyección de nuestra vida, hojas vivas que van a formar parte del todo existencial y que, no obstante el escepticismo, brindan una luz de esperanza: "Y tus hijos y mis hijos/ caminarán de la mano/ (...) hacia los caminos/ de la paz".
Son los contrastes del existir donde no todo ha de ser felicidad, alegría y positivismo, porque siempre se han de dar las dualidades que reflejan lo contrario y que nos hacen entender que la fragilidad del todo está ahí presente, exigiéndonos una posición armónica y apreciativa para aceptar también el dolor, la desesperanza y lo negativo... Es cuestión de aprender a vivir.
Por otra parte, y a pesar de que en el espíritu de la poeta juega el amor con las implicaciones vitales que encierra, en veces tierno, frágil e inspirador y que barniza con una sutil película de fraternidad al hombre, asimismo, también suele ser alejado violentamente para dar paso a los bajos instintos de la violencia... La poeta escudriña la guerra, nuestra guerra, esa que en los últimos meses bailotea con la esperanza de la paz, por ello se atreve a decir: "No quiero más/ en los ojos de mi patria/ el camino de la muerte/ ni lágrimas de sangre."
También la ecología, tema preocupante para el hombre del siglo XXI, hace parte de su preocupación e inspiración, que analiza en algunos de sus poemas, la inconsciencia del hombre que degrada la naturaleza con su utilización inmisericorde de la misma: "Este universo que habitamos (...) Gime con la tala inclemente de los bosques". Y es una angustia que se cimenta en las ciudades, donde la vida natural, con un entorno vegetal, agradable y de aire puro, pasa a la visión apabullante del cemento, el acero y el vidrio, que nos encierran en la colmena humana hacinada en los apartamentos de inmensos edificios... Por ello, escribe: "Las calles tienen huellas/ de odio y de cuchillos,/ se escuchan las voces/ de todos y de nadie."
Y no solo los temas trascendentes juguetean en la mente e inspiración de la poeta, asimismo suele hacer versos bien inspirados de situaciones cotidianas, de experiencias vitales simples y hasta de perfiles de la naturaleza... la partida de mi madre, el amante secreto, noche musical, la noche, lluvia, el camino de las rocas, el mar, un día como hoy, Oda a Boyacá, México Distrito Federal y otros poemas más, le dan universalidad a su tarea poética y fijan su ruta por los senderos de la vida.
Así es la poesía de Teresa González García, plena, dulce, pura, fría, amarga, vital, letal, ecológica, desesperanzadora, pero, a la vez... plagada de ilusión y de futuros posibles... Viajera Universal, el poemario, así lo demuestra.
Fabio Vélez Correa