Reseña

Nuestras aproximaciones a la pregunta por el hombre no han tocado fondo. Y no lo han hecho, precisamente, porque en nuestro conocimiento se agita lo accidental, lo ficcional, lo soñado, lo dolido. No tocaremos fondo, pero recurrimos a aquello que el escritor argentino Ernesto Sabato denomina pensamiento mágico, esto es, el deseo de comprensión de la realidad sin prescindir del hombre, de sus historias, de la novela que es cada hombre y de ese paisaje sin línea recta que configura su existencia. En la obra de Sabato lo humano aparece como un núcleo referencial donde la filosofía y la literatura dialogan necesariamente. Así, el no tocar fondo del conocimiento implica tocar fondo cuando vamos tras la huella de esa realidad originaria donde la «palabra narrada» y la «palabra pensada» humanizan nuestro estar en el mundo. En efecto, la novela encuentra su dignidad filosófica al profundizar aquel fondo donde se humaniza nuestro estar/siendo, aquel magma donde se agitan nuestra noche y nuestro día.