Reseña

Será difícil comenzar estos cuentos de Jerónimo García Riaño sin llegar a terminarlos. Algo misterioso impulsa al lector a no abandonarlos, como, también, a tener que releerlos cada vez que, uno a uno, se terminan, porque algo en su mecanismo interior induce a pensar que alguna cara oculta de Luna no ha sido descifrada. Luego, todo queda claro. Corazón de araña negra, en sus once cuentos, imponen la estética de la acción sin detrimento del lenguaje y la composición, sorpresivamente, innovadora. Eficaz en su espléndida sencillez, García Riaño impresiona por la manera como “grafica”, fuera de todo molde, con un lente que, a la vez, distancia y compromete al lector, las características oblicuas de sus personajes, que, por supuesto, asaltan al lector adormilado. Su erotismo pasma, enerva, humilla, es una hoguera en el pantano. Creo que todos quedamos perplejos. Y no por eso, sus parejas dejan de ser terrenales; sino que resplandecen y deslumbran al lector en una dimensión jamás prevista (incluso, creo, que ni por sus mismos personajes). La sensibilidad de su acción narrativa, que acosa y corre unida a unas frases de modo singular, complementan este mosaico de historias que parecen pequeñas películas donde la piel, la nostalgia y el misterio humano no piden permiso. Sean ángeles o demonios, hombres o mujeres, jóvenes que arrolla y atropella la música, el sexo, los celos, la fatalidad, la impudicia, la ingenuidad o la inocencia de la vida. - Isaías Peña Gutiérrez