El vuelo del escarabajo
Cuentos
Autor: | Ocampo Correa, Germán |
PRÓLOGO
Cuando conocí a Germán Ocampo Correa, era un joven vivaracho, alto, de contextura delgada y con un espíritu pleno de inquietudes, afanes e intereses intelectuales, un tanto extraños para un adolescente de pueblo donde la vida suele transcurrir de manera intrascendente y sencilla.
Eran los años 70 del siglo XX y yo laboraba en el Colegio Integrado María Inmaculada, enseñando a la nueva juventud de la Colina del Viento mis conocimientos de la lengua castellana y de la literatura. Mi cátedra iba de la mano con el proceso de incentivar el amor por la lectura en mis educandos, y, en menor proporción, el estímulo por la creatividad literaria.
Fue así como en 1970 fundamos el Círculo Cultural Bernardo Arias Trujillo, una tertulia semanal donde compartíamos estudiantes, algunos profesores y gentes amantes de la buena lectura del pueblo, leyendo pequeños ensayos sobre literatura, arte o cultura en general, y algunos de nuestros primeros textos “literarios”, entre comillas, que irían a marcar nuestro futuro en el escabroso y emotivo mundo de las Letras.
Y Germán fue uno de ellos, años después de la fundación del Círculo, cuando ingresó al mismo. Allí empezó a compartir con nosotros sus primeros escarceos con la poesía, tambaleante, irregular pero llena de imágenes que pintaban la cotidianidad en el pueblo, en sus calles irregulares bordeadas de casas pequeñas de bahareque, con tejas que asomaban de los aleros pintarrajeadas por líquenes viejos y musgos persistentes.
Era una poesía que marcó el espíritu de Germán, porque a partir de ella, quedó signado a seguir escribiendo sus vivencias, sus emociones, sus primeros amores, y sus experiencias, porque fue constante y fiel con ese estigma intelectual que se fijó en su existencia… Sus primeros poemas no fueron los versos emotivos y esporádicos de la juventud, sino el aliciente para generar al poeta de la edad madura.
Vino la vida laboral en el magisterio, qué mejor empleo para incentivar sus afanes intelectuales, mientras enseñaba las primeras letras a niños de las veredas del pueblo, dejaba escapar su imaginación y su inspiración en medio de la frescura del campo, de los innumerables verdes de la vegetación y de los suaves y alegres trinos de los pajarillos.
Y apareció su primer libro Antología de las horas muertas, que publicó en 1983, el nuevo poeta de la aldea entregaba a sus gentes un puñado de poemas impregnados de ternura, de amor, de gratas experiencias, pero también de la dureza y el dolor persistentes en la comarca, golpeada por una violencia irracional que cobró más de una vida, en aras de mal entendidos y fanáticos credos políticos.
Su antología fue el comienzo de una vida en las Letras, siendo junto con don Rubén Díaz, el poeta festivo; Ovidio Rincón, el vate de El Metal de la noche, y con Mario Vásquez Posada, inspirador de A las 6 a.m. comienza la noche, una de las cuatro voces líricas que han ubicado a Risaralda en el plano de la poesía nacional.
Luego vinieron sus libros Conjuros para ahuyentar la soledad (poemas, 1996). Siguiendo las huellas del Maestro (2001) Señales de humo en la luna (2004), y Momentos estelares de la Colina del Viento (2012), a la par con algunos textos dramáticos que escribió en su época de gomoso del teatro y que representó con el Grupo Escénico del Círculo Cultural Bernardo Arias Trujillo… Germán demostraba con ello, que su espíritu vital, imaginativo y vivaz daba para muchas formas literarias.
Y ahora, con El vuelo del escarabajo se nos presenta el Germán narrador, el cuentista que deja plasmar en sus historias breves no solo fragmentos de vida de sus seres agónicos, sino la sutileza de la forma poética enquistada en sus descripciones, diálogos y disquisiciones de los textos, porque el poeta prima ante todo.
Sus cuentos enfocan distintos temas, entre prosaicos, románticos, fantasiosos y hasta de aire inesperado, en que el lector queda con la intriga de no saber cuál pudo haber sido el final de sus ficciones, como ocurre con El constructor de sueños, Por aquí no tenemos fantasmas, Inusual y Vaticinio. O en Sansón, historia que gira en torno a la tauromaquia. Y en Dos cruces, una mini ficción de corte violento, el protagonista se enfrenta al peligro… Pudo más la imprudencia que el recato investigador y… ¡Tendrá que pagarlo!
El amor también juega un papel importante en sus creaciones, un amor sencillo, sorpresivo, intrigante y de pronto, ajeno a las convenciones sociales, podemos entenderlo así al leer: El pacto, La historia de “An”, Un cuento para una sola lectora, La fuente del olvido y Tumba 636, donde el escritor recuerda con añoranza un amor inocente de la niñez.
Los cuentos Colonia para ancianos, Un extraño en la casa (protagonizado, se me ocurre, por un duende), Carmelina, ...Es solo una mascota y El Extraño, son un acercamiento del escritor a la ciencia ficción y la fantasía gótica, manejados con ironía y crudeza. Asimismo, hay temas sorprendentes como los de Angélica, La loca, y La rata millonaria, historias con ribetes realistas y que tocan con personajes que intrigan e invitan a ser conocidos en su cruda vivencia.
Y la violencia también tiene su participación con Tributo (una sutil alegoría de la expoliación territorial sufrida por los indígenas colombianos), El Carro rojo (fiel estampa de la influencia nefasta del narcotráfico en las costumbres de las gentes), Ali Ben. A “donde te encuentres” (una historia de sangre, tristeza y dolor, que pudo haber ocurrido en cualquier pueblo del cercano oriente, llámese Líbano, Palestina o Israel), Ironía de una muerte, y Un oscuro pueblo sin nombre, retrato fiel, crudo y sangriento de lo que fueran los nefandos tiempos de la violencia, tanto política y religiosa, como también del narcotráfico.
Por lo anterior podríamos afirmar que con su libro El vuelo del escarabajo, Germán Ocampo Correa, entra a engrosar la riqueza literaria de Caldas con textos narrativos interesantes que, de seguro, van a encantar a sus lectores.
Fabio Vélez Correa