Reseña

Cómo se desocupa tanta basura de la cabeza, cómo arrancamos de la mente tanta información incorrecta sobre el mundo y la existencia, tanto desvío del orden natural; hay tanta entretención fuera de nosotros que terminamos alejados, al final del día y de la vida, de nosotros mismos y de lo que debiera ser de cada quien; con tantas respuestas prefabricadas y malintencionadas nunca buscamos las reales, jamás logramos saber que toda esa bulla de colores, mensajes y voces son para no darnos cuenta de lo sencillo y diferente que debe ser vivir.
Hay muchos seres humanos en este maltratado planeta ¿nacen para qué? ¿qué hacen de sus días? ¿para qué son sus esfuerzos? ¿qué buscan? ¿qué de artificial y de natural hay en sus actos? ¿cuántos saben cuáles son las mentiras con las que crecen? ¿cuántos desperdician sus vidas en ambiciones vanas? ¿cuáles son sus maneras de creer que son felices? Cómo somos los hermanos menores: somos ambiciosos de todo, avarientos poseedores de inutilidades importantes, queremos que todas las circunstancias sean para nuestras sucias pretensiones, pero ni siquiera sospechamos que vamos en ningún sentido, que deseamos lo que no nos conviene, que crecemos y envejecemos tragando entero, buscando y ejerciendo el poder en el dinero, en la vanidad, en la esclavitud de los demás, en el descontrol de las pasiones.
Los descendientes de la cultura Tayrona. Aquellos que aún son ellos mismos y no intentan parecerse a nosotros, son un ejemplo viviente de civilización, de manejo inteligente y noble de la convivencia con todos los seres.
El acercamiento a esta cultura permite ir haciendo de nuestra mente y de nuestro lugar en la vida un asunto de mayor levedad y naturalidad.