Reseña

"(...) Cuando atravesamos por situaciones críticas en nuestra vida, creemos que se debe a una mala suerte o porque algo predestinado está pasando, esto es lo que pensamos humanamente, sin embargo cuando estamos en los caminos de Dios y nuestra vida se rige por los principios dados por Dios, vemos las circunstancias difíciles por las que atravesamos como un tratamiento de Dios; esto era algo difícil de entender para mí, cuando mi líder espiritual me hablaba de un tratamiento de Dios, llevándome a vivir una situación difícil, bien sea financiera, conflictos familiares, falta de empleo, etc., pero en la medida en que crecemos espiritualmente en esta familia de la fe (Centi), vamos entendiendo cuando Dios nos trata de acuerdo a su voluntad, fundamentado en lo que dice su palabra: “Yo seré su padre, y él será mi hijo. Si peca, lo corregiré y lo disciplinaré con vara, como lo haría cualquier padre.” (2 Samuel 7:14 Nueva Traducción Viviente) En mi vida cristiana, o más bien desde el momento en que comencé a conocer de la palabra de Dios, hablando de unos años atrás, cuando quizás repetí por primera vez la oración de fe, lo cual no entendía ni siquiera lo que estaba repitiendo, y muchas veces la repetí sin sentido, sin tener plena convicción de lo que estaba diciendo, porque mi corazón no estaba en la actitud correcta, hasta que Dios fue tratándome, así pude hacer la oración de fe por convicción y de acuerdo a lo que mi corazón necesitaba, ese salvador que mi vida estaba esperando, al cual yo le impedía entrar a mi corazón y transformar mi vida, aun a pesar de todo esto tenía la seguridad de tener un papá, pero mi vida estaba en el mundo, llena de pecado, es decir que no estaba respetando a mi padre y estaba viviendo de acuerdo a los deseos de la carne, la cual es pecaminosa, pero también la vivimos como si fuera lo mejor, llena de borrachera, mentiras, vida sexual desordenada, derroche y placer enmarcado dentro del prototipo del hombre costeño (...)". José Reinaldo Velásquez González Autor