Reseña

Se dice que la guerra es la más antigua y persistente forma de las relaciones internacionales. El autor del presente poemario es diplomático de carrera y desde la poesía, critica este fenómeno de la naturaleza humana, que en el siglo XXI se constituye en muestra del fracaso de la sociedad global, cuyos conflictos deberían mediarse por la diplomacia y el diálogo entre los contrarios. Este libro presenta una serie de poemas contra la guerra y sus métodos.
El parte de guerra, se entendía como la información oficial de los acontecimientos y resultados acaecidos en el campo de batalla. Al entender la guerra como una confrontación de dos o más bandos, no sería extraño que en medio del fragor de la lucha, surgieran partes de guerra con versiones diferentes, dando la ventaja a quien lo emitía. En confirmación de la famosa cita que señala a la verdad como la primera víctima en una guerra.
Hablo en pasado, porque los partes de guerra eran necesarios en aquellos tiempos en los cuales no se contaba con medios de comunicación modernos. Nuestra generación, se ha acostumbrado a ver la guerra en vivo, sin mediación de los intereses de los ejércitos beligerantes, gracias a la televisión, Internet y las redes sociales. La transmisión de las dos guerras desarrolladas en Irak por una conocida cadena de televisión estadounidense, marcó un hito en la comunicación mundial. La mayoría de los intentos de poemas que conforman este libro, fueron escritos en aquella época.
Actualmente las únicas guerras que tendrían sentido, serían las que la humanidad debe emprender contra la pobreza, el hambre, la falta de educación y oportunidades para los jóvenes. Este libro no trae los partes de la guerra, sino que disecciona ese fenómeno en diversas partes o perspectivas poéticas del autor.
En la guerra surge lo peor del espíritu humano, aunque también asoman instantes sublimes, como la fotografía de la portada, que plasmó el momento cuando tropas británicas y alemanas, realizaron un cese al fuego no autorizado, para jugar un partido de fútbol en el día de navidad de 1915, durante la I Guerra Mundial (foto del Imperial War Museum en Londres).
Ojalá algún día, todos los habitantes de este mundo recibamos el mejor parte de guerra, que la misma, es decir, todas las guerras, han terminado, como cantó John Lennon.