ColombiaColombia
Detalle
ISBN 978-958-46-8556-8

ABC Tinta en el tintero
Historia de la educación en el municipio de Filadelfia

Autor:Henao Buitrago, Luis Ernesto
Editorial:Henao Buitrago, Luis Ernesto
Materia:864CO - Ensayos colombianos
Publicado:2016-04-11
Número de edición:1
Número de páginas:230
Tamaño:21.5x14.0cm.
Precio:$40.000
Encuadernación:Tapa blanda o bolsillo
Soporte:Impreso
Idioma:Español

Reseña

PRÓLOGO


Albeiro Valencia Llano

En este nuevo libro Luis Ernesto Henao aborda uno de los temas más apasionantes de la vida de nuestros municipios, como es el campo de la educación; con la vocación de educador que lo caracteriza, y apoyado en su formación académica, el autor tuvo la paciencia de consultar los fondos del Archivo Municipal de Filadelfia, para rastrear numerosos aspectos de esta temática: actas de visitas de los inspectores, primeros maestros, construcción de escuelas, evolución de las instituciones educativas, deserción escolar, infraestructura, recursos didácticos, exámenes finales, dotación de los establecimientos, castigos, escasez de maestros bien formados y experimentados y textos escolares. Con este acervo documental se pudo enfrentar a la tarea de escribir la presente obra.

Al mirar la historia de las localidades se observa que es la Junta Curadora la encargada de organizar lo que tenía que ver con la instrucción pública, después esta actividad fue responsabilidad del Cabildo; era una tarea difícil, pues al revisar las actas y memorias se evidencia la constante dificultad para encontrar maestros idóneos, que supieran “leer y escribir”, y padres de familia interesados en que sus hijos “superaran las primeras letras y las cuatro operaciones”.

Durante la segunda mitad del siglo XIX casi todos los maestros llegaban de Sonsón y Abejorral pero, después de 1880, Salamina empezó a formar una buena cantidad de jóvenes que lograban terminar la escuela primaria y se ubicaban como docentes en los municipios de Pácora, Aguadas, Aranzazu, Filadelfia, Neira y Manizales. En muchas de esta poblaciones los maestros que tenían vocación, echaban raíces y alcanzaban estatus social, porque los concejos de los municipios, o las autoridades de las veredas les entregaban vivienda gratis y los padres de familia enviaban con sus hijos artículos del mercado semanal, que comprendía plátanos, yuca, arracacha, frutas, huevos, panela y gallinas; de suerte que el sueldo les quedaba libre.

A principios del siglo XX el Maestro de Escuela ocupa uno de los rangos superiores, al lado del sacerdote y de las autoridades municipales, porque conquista el título de Don; difícil de alcanzar en esa época:
Vuestro don
Señor hidalgo
Es el don del algodón
Que para tener el don
Necesita tener algo.

En esta dirección Luis Ernesto Henao rescata en esta obra algunos nombres de maestros que merecieron este título, como Don Juan Pablo Correa, Don Jesús María Marulanda González, Doña Benedita Marulanda Correa y Doña Eladia Mejía González. Pero también nos presenta un listado de los textos de estudio que utilizaban los estudiantes, lo que ayuda a comprender la ideología y la mentalidad: el catecismo del padre Gaspar Astete; los libros de lectura, el Manual de Urbanidad de Manuel Antonio Carreño y el Tratado de Ortografía de José Manuel Marroquín.

Contáctenos:

Cámara del Libro. Calle 35 No.5A-05 / Tel. (571) 6017441231