Reseña

Cantata en yo mayor, el nuevo libro de Benhur Sánchez Suárez, está habitado por la ternura. Es lo que despiertan sus breves historias que también nos arrancan carcajadas por lo divertidas, pues si en apariencia se trata de una selecta colección de recuerdos, son, ante todo, instantáneas maravillosas sobre la fugacidad del tiempo, las cosas y la vida. Nos remontan en un comienzo al país desaparecido por el lugar donde transcurren físicamente, pero ante todo a las escenas de la época feliz de la infancia con sus luminosidades, tan poblada de asombros. Luego vendrán las del presente donde el termómetro nos lleva a sentir el calor de una nación en conflicto que queramos o no termina tocándonos y al ejercicio de vivir cuando aún se carga por fortuna la edad de la inocencia en medio de un período corrupto. El viaje que cumplimos parte de la lactancia y la niñez, se estaciona en cuadros de familia y va a los puertos del amor donde se llega y se parte. No faltan las evocaciones inusitadas a personajes y lugares, a los oficios sagrados donde se entrega la vida, a las horas del atardecer con la aparición de los nietos como una cadena afortunada con el tiempo y por encima de los tropiezos con la muerte, el tiempo del envejecimiento bajo la luz de la creación y a veces las nostalgias. No me desprendí de sus páginas hasta llegar a la última porque maneja la hipnosis con delicia o esa seducción que apenas logran los buenos libros. Al terminar de leer sus 40 narraciones, se queda uno con el retrato de un alma. La sensibilidad de un escritor que rememora, reconstruye y le da otra vuelta de tuerca a la reminiscencia, tiene aquí.