La arriería por los senderos del Paisaje Cultural Cafetero
Autor: | Valencia Llano, Albeiro |
Colaborador: | Zapata Bonilla, Jorge Eliécer (Compilador) |
PRESENTACIÓN
Estas palabras pretenden orientar sobre el significado de esta obra que hemos titulado La Arriería por los senderos del Paisaje Cultural Cafetero, pues la intensión es contar a través de la óptica de importantes investigadores, que fue el proceso de la Colonización Antioqueña que se ha considerado el mayor movimiento de masas en la construcción de la república, cómo se inició y cuál fue su desarrollo, y qué tipo de cultura produjo en la vasta región, pues se da como cifra que por menos 150 pueblos fueron fundados sumando todas las etapas del movimiento social que parece aún sigue caminando hacia otros sectores de la patria.
La esencia del trabajo está radicada en conocer como se proyectó hasta nuestros días la cotidianidad de los colonizadores y como se ha forjado la manera de ser de un pueblo que ha ayudado a dar identidad a la patria misma, pues desde la Antioquia nutricia como se ha dicho, hasta la formación y consolidación del Gran Caldas, existe una manera de ser particularmente propia, que ha dado pié para definirnos como un espacio geográfico y humano que ha levando una identidad particular.
Inicialmente el café no fue objeto de colonización, lo relatan muy bien los estudiosos que integran esta obra. Primero el maíz y el frijol, el plátano, la yuca, la papa, la caña de azúcar, la huerta casera, el gallinero y el chiquero. Luego el café y el ganado vacuno. Todo un suceso lentamente formado y fortalecido para lograr el objetivo de domar la selva y volverla tierra de promisión.
Junto al panorama anterior la casa de vara en tierra, el agua cargada en ollas de barro o canalizada en canoas de guadua, planta bendita que permitió todo: la casa, la chambrana, la cerca, la puerta, la mesa, la cuna, la cama, el taburete, la parihuela. Pero también el tarro para conservar la sal, la miel, el chocolate y el café molido, las semillas para la huerta, la matera, la jaula para el ave canora.
La arriería tiene un gran significado en la construcción de la nacionalidad, fue el medio de trasporte de los primeros siglos y en el caso concreto de la colonización antioqueña, trazó los caminos, cruzó las altas montañas permitiendo descubrir el horizonte calculando las distancias, hizo posible que el colono viajara con toda su parentela, asentara pié en tierra y diera comienzo a convertir la selva en terreno productivo y a su numerosa familia le creara la fe necesaria para construir un mundo mejor que el que habían dejado.
Creó la arriería un laberinto de caminos, unió caseríos que luego fueron pueblos y ciudades, notificó al mundo de la riqueza agrícola de un país que había permanecido oculto, trasformó la economía de la Nueva Granada y luego hizo de Colombia una nación con plena vocación por el campo. Esos caminos que trillaron las muladas y las boyadas dieron forma al mapa de la patria, fortalecieron la identidad de las familias y permitieron la civilización cafetera.
Muchos de esos caminos que abrieron los colonos al grito de Arre! fueron después carreteras que unieron aldeas y pueblos. Allí comienza a tener forma el Paisaje Cultural Cafetero, pues entrelazaron fincas cafeteras acercándolas a los centros poblados y trasmitieron al mundo citadino sus costumbres, sus creencias, sus logros.
A los arrieros se deben en mucho los caminos y a los caminos todo el progreso. Ellos trasportaron su alma en el carriel y regaron de pueblo en pueblo las noticias de lo que pasaba en la nación y el mundo. Los arrieros lo sabían todo, eran una enciclopedia andante, pues en cada posada recibían y daban información, la intercambiaban. Podían hablar de política, de religión, de precios, de amores, de guerras y de los inventos que llegaban a las entonces pequeñas capitales. Eran la anunciación del mundo a los habitantes de la selva, de los cafetales, de las minas enterradas en las montañas que parecían indómitas, a los que vivían en el risco inaccesible para la mayoría de los seres.
El Paisaje Cultural Cafetero es la consolidación de una cultura formada en dos centurias en la cual la fuerza íntima de los abuelos dota a toda una geografía de una manera de ser y de proyectarse. Ellos en busca de una vida menos dura que la vivida en el oriente antioqueño, riegan su fuerza de trabajo y su imaginación por un vasto territorio amparados en su credo religioso, en la fuerza de sus músculos, revestidos de un gran sentido de organización y sentido del trabajo y del ahorro, pues crearon todo lo que les faltaba más por intuición que por información, pues llegaron a ser un pueblo abastecido de todo por lo que fue una civilización feliz que creció aceleradamente dejándole al mundo el paisaje aromado del café.
Este libro recoge además la gracia del refrán, su sabiduría, la frase ingeniosa que retrata una situación y muestra como los hombres formados en el duro acontecer, sabían responder con palabras llenas de luz y se sonrisa. Todo el ingenio de nuestros mayores queda recogido en centenares de chispazos fiesteros que suman al inventario del trabajo consagrado, una inteligencia feliz, disciplinada al amparo de la fatiga, que modelada, forma la filosofía de la raza que nos ha hecho la gente del Paisaje Cultural Cafetero.
Anserma es una refundación lograda por arrieros, gentes venidas del suroeste antioqueño en busca de tierras para sembrar, y es a la vez, punto de partida de nuevas colonizaciones que hoy forman parte del Bajo Occidente de Caldas y del Departamento del Risaralda. De nuestra plaza mayor, hoy parque de Robledo, partieron caravanas de arrieros con sus mulas a conquistar el mundo, su mundo.
Martha Cecilia Restrepo Ocampo