Sanar, un camino...
sin quimioterapia, radiación o intervención quirúrgica
Autor: | Botero Marulanda, Jorge Alonso |
Este libro nació como el diario de un cáncer- pero terminó convirtiéndose en una reflexión cuidadosa acerca de la salud integral de mente y cuerpo. Es decir, de la vida en sí.
Sané por cuenta propia sin químicos, droga, o cirugía cuando comprendí que el cáncer era un camino, no un problema: un complejo de diversos factores, sólo entendible y manejable por el “enfermo” mismo; un sendero solitario en el que si bien influyen la dieta, el ejercicio, y el estado emocional, lo determinante es la vibración interna... muy ligada al cómo pensar. Dependiendo de cómo usted mire la “enfermedad”, esta se convierte en una desgracia personal con pronóstico reservado; o en una verdadera oportunidad para cocrear, sanar y bendecir.
El cáncer es lo mejor que me pudo haber pasado; porque no sólo es un proceso de reivindicación entre lo masculino y lo femenino con propósito sistémico claro: sino uno de los pocos caminos que conducen a la Luz. Me explico: no es un “problema” de salud sino la oportunidad para revisar los impedimentos del proceso: el miedo a morir, a perder, a dejar a los hijos… a sufrir... es decir, a dejar el plano físico sin comprender lo que realmente está sucediendo. Es el privilegio de VER la conexión fundamental entre mente y cuerpo; y su metamorfosis en el tiempo.
Lo cual es el fenómeno liberador de la experiencia, el gatillo: una verdadera revolución silenciosa, diseñada para hacer evidente la raíz de todos miedos... y permitirnos hacer algo al respecto. El cáncer no sólo vuelve real y personal el proceso de sanación, sino que, al entenderse correctamente como la manifestación de “aquello sin nombre”, tiene un efecto determinante sobre la calidad de vida restante. Define el alcance de las pequeñas grandes decisiones que tomamos a diario; y determina el contenido, la acción posible, sin duda el acceso a la consciencia en sí.
Lejos de ser un problema, pues, el cáncer-miedo es un recurso, tal vez el más valioso de todos los conocidos. Liberador. Inspirador. Que nos enseña a leer y descifrar la realidad, a apropiarnos de ella, y de paso a participar en la sanación de muchos otros seres vivientes.
El sanar es sanando... siempre al filo de la navaja, porque, es el único lugar donde se aprecia lo que es (diferente a lo que creo).