Secretos del Alma
Autor: | Hoyos Tapias, Luzdari |
Secretos del alma, es una composición de palabras líricas, una visión de la complejidad de la visión realista, enmarcada por una multiplicidad de estilos artísticos de la lírica contemporánea. En la que obliga sumergirse en diferentes escenarios, recurriendo infinitamente a las respuestas ilógicas y casi fantasiosas de lo más allá que esconde los secretos.
Aunque La mayoría de los poemas, es la construcción de varias posturas, es esencialmente la mirada del desierto de la soledad y la Incomunicación de un único individuo, que busca responderse así mismo, en la aceptación del otro. Estas letras, suelen componerse de variados temas, el amor, la pasión, el silencio, la nostalgia, la frivolidad de los causas y hechos; que al conjugarla suelen ser un secreto, aquellos que nos obliga a ocultar por el temor de la cobardía de el mismo duelo, naciente del desamor y la poca capacidad que tiene la rebeldía de no poder expresarse, en la que el alma va en luteciendo su color.
Desde nuestros ancestros, el alma ha sido revelación de muchos temas en discusión, pero sin duda alguna, ella responde a lo misterioso que es el amor, sin poder descubrir la magia y el acanto que éste refleja. Pues casi siempre se llega a falsas especulaciones, pero solo hay una verdad, el amor es el alma misma, y será la marca que llevaremos hasta que regresemos al polvo. Es inseguro descubrir su significado, puesto que nos han dado una sola alma, aquella que recibimos al momento de nacer y aquella que se nos quita al momento de cerrar nuestros ojos por la eternidad.
Son tantos los espacios en su profundidad, que se escribirían miles de historias y poemas cantados, porque cada parte en sí, encierra una misteriosa profecía. De este mismo material, es, el que intentado escribir en este libro, el cual no intenta cambiar la posición de los demás, ni mucho menos convencerlo de ello.
Solo busca la liberación de nuestras memorias, no creas que estarás satisfecho tan solo leer las líneas de cada lírica, pues hace falta vivirlo para entenderlo, para contarlo como Yo; y no lo hago para encontrar elogios, lo hice porque me lo dicto el corazón. Pues una mañana el me habló y tomando lápiz y papel, me obligó a escribir, para consolar mi cuerpo casi fallecido y sin poder negar el gran vacío que invadía totalmente mi cuerpo.
Comprendí que había mucho por aprender. Pues al trazar el fino esfero, guardado debajo del ropero, pude sentir como aliviaba mi pedazo de alma, y admito muchas veces la tinta de mi lápiz se confundían por las lágrimas derramadas por mis felices o mis tristes ojos, de ese sentimiento quebrandoso y diminuto que poseía todo de mí sentir.