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ISBN 978-958-58615-9-6

Ética y profesión

Autores:Arcos Villota, Juan Pablo
Padilla Padilla, Sergio Antonio
Bejarano Chamorro, Jessica Andrea
Pinchao Benavides, Luis Eduardo
Colaborador:Montenegro Mora, Luis Alberto (Editor Literario)
Editorial:Universidad Mariana
Materia:170 - Ética (Filosofía moral)
Colección:Cuaderno Docente
Publicado:2015-04-30
Número de edición:1
Número de páginas:167
Tamaño:23x16cm.
Precio:$20.000
Encuadernación:Tapa blanda o bolsillo
Soporte:Impreso
Idioma:Español

Reseña

La Universidad Mariana, comprometida con la región, la nación
y el mundo, a través de su misión de educar integralmente
a sus estudiantes, futuros profesionales, no es ajena a
la realidad social que toca todas las instancias, afectadas por
la crisis ética. Al respecto, Del Barco, (2003, p. 214) expresa:
crisis que no siempre significa una mala situación, sino un
momento crucial; nos sitúan a menudo ante esta disyuntiva: o
logramos remontarla o nos hundimos en ella. Para remontar
la crisis debemos movilizar los recursos disponibles. Todos
han de entrar en juego, como la emoción del alma, el ingenio
y la poética en la imperfección de un verso, para remontar el
vuelo. Uno de los más espléndidos con que cuenta el ser humano
es, sin duda, el pensamiento.
El Departamento de Humanidades, a solicitud de la comunidad
universitaria representada en su rectora, ha tenido a bien
organizar el pensamiento ético en este “Cuaderno Docente de
Ética”, con el propósito de responder a sus estudiantes en lo más
exigido de su formación en su profesión, como es el saber, el saber
hacer y el ser de la competencia ética, y desde aquí hace extensivo
el pensamiento a todo profesional.
La competencia ética expresa una capacidad: en el caso del estudiante
universitario, implica una permanente reflexión y una
acción crítica de su actuar, obrar bien a partir del ser autónomo,
que es la insignia de los individuos libres que sólo acatan la ley
que su conciencia les dicta; es darse a sí mismo la ley. Pero las
cosas no son lo que parecen. Darse la ley a sí mismo no es crear
una cualquiera, sino secundar la única que la razón abandera.
En palabras de Del Barco (p. 218) la razón legisladora es razón
descubridora. Así, darse la ley, es lograrla en el más profundo
silencio de la conciencia.
El autónomo no inventa de forma injustificada la norma a su
antojo; más bien desoye todo aquello que lo niega a sí mismo en la
negada vanidad, porque sus valores caen cuando no hay autonomía,
y no se puede admitir que el valor moral en la actual cultura,
pierda el reconocimiento que siempre ha tenido. Porque, según el
autor en mención (p. 219), una sociedad, una universidad, un profesional,
sin valores éticos, se convierten en una burla; todos los
valores lanzan fulguraciones de oro sobre la faz de la tierra para
confinar las sombras de las humanas miserias

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