Reseña

Unos vientos cruzados, según explica el piloto, mecen la pequeña aeronave de siete pasajeros. Les advierte que no hay peligro y que están a cinco minutos de la pista de aterrizaje. En el horizonte se divisan las arenas doradas y las aguas de distintos tonos azules y verdes, que parecen más una bóveda de cristal del techo de un majestuoso centro comercial, que olas pequeñas que mueren en la playa. Seres humanos como hormigas dispersas, se cubren en coloridas carpas de los rayos candentes de sol de las diez. Las gaviotas merodean la avioneta y luego se retiran en picada, mostrándose como las dueñas de la pequeña isla. En la playa persiguen a los visitantes como amables perros pedigüeños. Llévenles galletas y verán cómo se divierten con esos animalitos, manifiesta el piloto, en tono jovial y con marcado acento boricua.