Reseña

Considerar un estudio de los imaginarios sociales es arriesgarse a comprender los intrincados procesos de relación entre el ser como creación y el tiempo como alteración; esto es arriesgarse a re-componer el concepto lineal de tiempo cronológico de pasado, presente y futuro, hacia un tiempo situado como eventualidad sociohistórica, que además de estar siendo, puede que ya no sea o que apenas esté por llegar a ser. La complejidad del concepto se agudiza cuando se asume además, que la naturaleza de los imaginarios sociales es adjetiva y por tanto intangible, ¿cómo hacer para evidenciar algo que no se puede tangibilizar? La promesa entonces en un estudio sobre los imaginarios sociales, no puede ser otra que mostrar sus dinámicas desde esas representaciones simbólicas, desde las cuales se visibilizan en las sociedades; unas dinámicas situadas en las emergencias del Verstegen, o sea de esas significaciones imaginarias que se edifican desde las formas de decir/representar social, pero también representadas en los acuerdos funcionales del Erklaren, mostrados como instituidos en las reglamentaciones escolares, los proyectos educativos institucionales y los programas seguidos por los maestros en formación. Configurar estas dinámicas permitió escalar las fronteras de unos imaginarios de educabilidad que transitan por los bordes de lo instituido como práctica estabilizada y naturalizada en la Escuela y unos imaginarios instituyentes que comienzan a configurar fuertes representaciones divergentes sobre lo que la Escuela debe llegar a ser; una dinámica que sobre todo cuestiona las prácticas formativas de los maestros en formación y comienza a fundir algunas salidas.