Reseña

Estaba leyendo "Los muertos", cuento con el que James Joyce cierra el volumen Dublineses. Entonces, como la narraión, acabé fijándome en el personaje del sobrino. Especialmente ese apartado conmovedor en que después de la fiesta de Navidad el sobrino y su mujer llegan al hotel donde se hospedan, él está en tono sensual y cuando cree que la noche acabará entregada a la lujurua, su mujer se hunde en una súbita tristeza por el novio adolecente que murió por su causa, muchos años atrás. La narración se centra en Gabriel, el sobrino; en su devenir interior. Describe el narrador: "Lo asaltó una vergonzante conciencia de sí mismo" (página 209, edición de Alianza Editorial, 1985, en la hermosa traducción de Guillermo Cabrera Infante). Esa situación y esa frase hicieron algo en mí: me llevaron a la pregunta de cómo serían las cosas para Gabriel si de pronto todo cambiara, si él y su gente se parecieran más a los individuos ideales que a los reales.