Reseña

Los evangelios de Mateo y Lucas traen el árbol genealógico de Jesús. En esas listas de los antepasados del Mesías, prácticamente sólo se mencionan nombres de varones. De padre a hijo y de éste a nieto y bisnieto se va deslizando la cadena de las generaciones que desde Adán y Abraham transmitieron las esperanzas de los creyentes en el Mesías que habría de venir. Parecía que la intención exclusiva de esas genealogías fuese mostrar cómo Jesús descendía de Abraham o de David. Parecida inquietud tenían los contemporáneos del Salvador, pues en los libros de la época se mencionan otras listas, compuestas también casi exclusivamente por varones. Por ellos se transmitían en Israel los derechos legales. Por eso las genealogías de Jesús siguen la ascendencia de José, y no la de María Virgen. Mencionar mujeres en esos documentos no se acostumbraba. Parecía que ellas no fueran importantes, como cuando el evangelio habla de una muchedumbre compuesta por cinco mil hombres, sin contar las mujeres y los niños. Construir hoy una genealogía que privilegiase los nombres de las madres, las abuelas y las bisabuelas de Cristo sería un esfuerzo curioso e imposible. El problema se complica, pues muchos exegetas consideran que las listas citadas por Mateo y por Lucas son artificiales: apenas un recurso literario para establecer una serie prestigiosa de antepasados. A pesar de esta salvedad, subrayamos aquí los nombres de algunas antepasadas del Señor, según el orden de la sangre o al menos el de la ley.