Reseña

"Algunas señales de comprensión de la magnitud de nuestro problema humano parecen advertirse en sectores de la burguesía colombiana. Y aún cierta disposición a contribuir en determinadas soluciones. Pero lo que aquí se necesita es que esta clase cobre conciencia de su misión histórica de construir un país moderno, para lo cual es indispensable que rompa cobijas con la gran propiedad territorial y asuma la explotación racional del campo, ponga fin al régimen jurídico colonial que obstaculiza la inversión productiva y lo sustituya por un régimen expedito, que la facilite y la estimule. Y, principalmente, que liquide un régimen político putrefacto que es el resultado y, a la vez, el alcahueta y el difusor de la descomposición que asfixia a este país. A menos que unas élites progresistas tomen cartas en el asunto y asuman la tarea de construir un Estado digno, soportado sobre un régimen político orientado a la salvaguarda del bien común y garante de la observancia de la ley sin contemplaciones ni excepciones, continuaremos chapoteando en el pantano, soportando los golpes provenientes de la descomposición y del desorden social que patrocinamos con nuestra propia actuación o con nuestra indiferencia y falta de iniciativa".