Complot divino
Autor: | Fonseca, Manuela |
Un placer dijo estirando su mano para apretarla en un saludo. Carmen Muci. La mujer tardó en contestarle sin ganas como si tuviese la mente en un lugar muy distante, sin embargo, cuando la tuvo más cerca, pudo notar, sobre el pañuelo blanco que llevaba de blusa, una gruesa gargantilla de oro en forma de culebra. Había visto muchas joyas de ese mismo estilo, pero aquella que llevaba esa noche la mujer le llamó mucho la atención. El ojo de la serpiente era una esmeralda verde intensa que le era imposible dejar de admirar. A través de ella se reflejaba vivamente la luz, tanto así que le llamó la atención su gran tamaño, su cruda belleza y su color verde puro que, aunque tenía intensidad, dejaba atravesar la claridad que emanaba su interior.