Con Un Espíritu Nuevo
Autores: | Garzón Lopez, Javier Mauricio Gutierrez Mejia, Maria Oliva |
La espiritualidad es el aspecto más valioso de la personalidad del Catequista y por consiguiente la dimensión más importante de su formación."La formación espiritual se desarrolla en un proceso de fidelidad hacia Aquel que es el principio inspirador de toda la obra catequética y de los que realizan: el Espíritu del Padre y del Hijo: el Espíritu Santo" (GCM 22). ¿Qué es la espiritualidad?, es la actuación normal del Espíritu Santo sobre la vida de los cristianos. En palabras simples podemos decir que una espiritualidad propia y profunda, es una forma de vivir en el Espíritu y es la espiritualidad lo que ayuda al catequista a renovarse continuamente para hacer más dinámico y eficaz su ministerio. Las exigencias propias de la vocación del catequista hacen que la espiritualidad se convierta en una necesidad. En el fondo de la espiritualidad del Catequista está la llamada que Dios hace a la santidad; como todo cristiano, el Catequista "está llamado a la santidad y a la misión" (RM 90), esto quiere decir: a vivir su ministerio "con el fervor propio de los santos" (EN8). El catequista ha recibido el llamado de Dios a la santidad, esta santidad es una actitud de vida cotidiana y se realiza las veinticuatro horas del día, ahí donde Él lo ha puesto. La espiritualidad del catequista está ligada estrechamente a su condición de "cristiano", de "laico". La condición propia del laico es secular, es decir, su llamada a la santidad la debe vivir en su propia condición, animando y perfeccionando el orden temporal, dando testimonio de Cristo, especialmente en las situaciones y ambientes donde vive y trabaja. Por ejemplo, cuando el catequista está casado, su vida matrimonial forma parte de su espiritualidad, como lo afirma el Papa Juan Pablo II : "Los catequistas casados tienen la obligación de testimoniar con coherencia el valor cristiano del matrimonio, viviendo el sacramento con plena fidelidad y educando con responsabilidad a sus hijos". La espiritualidad del catequista, también está vinculada a su vocación apostólica, que se expresa en actitudes determinantes, como: la fe, la esperanza, la caridad; en el amor a la Eucaristía, en la conciencia de servir al Reino, en la vida de oración, en una palabra en la vida de santidad. Este texto tiene el propósito de acompañar a los catequistas de nuestras parroquias a hacer unas reflexiones sobre su vida espiritual para que cada día su ser y su servicio eclesial adquieran sentido y valor de eternidad. Recomendamos a cada catequista leer cuidadosamente todos los textos bíblicos y del Magisterio indicados en negrilla a lo largo del punto PROFUNDICEMOS, éstos le ayudarán en el logro de las metas propuestas en cada tema. Agradecemos de corazón al P. Marco Fidel Pinzón Palacio, por su apoyo en la realización de este trabajo y pedimos a la Santísima Virgen María que en este año de la fe y año de la catequesis todos crezcamos en el amor a su Hijo Jesucristo y a la Iglesia.