Fantasmas de este mundo
Las trampas del azar
Autor: | Pizarro Charris, Aurelio |
La línea divisoria entre lo real y lo fantástico —dicen— es tan difusa como la que separa la demencia de la cordura. Vayamos un poco más lejos, entonces, y supongamos que esa línea divisoria ni siguiera existe, que al ser testigos de un prodigio o al asistir, por el contrario a un episodio de cruda ordinariez lo único que hacemos es situarnos en puntos distintos de una misma esfera. Eso explicaría por qué la música puede hacernos llorar y por qué hay gente que llega a morirse de amor. Pero explica asimismo la sevicia y la rendida entrega a los dictados del poder; acaso también el hecho de que muchos de nuestros verdugos cotidianos sean harto mas temibles que los espantos del más allá, mucho más tenebrosos que los mismísimos aparecidos del otro mundo.