Diálogos con los demás para hablar con uno mismo
Autor: | Sánchez Riaño, Federico |
Colaborador: | Ospina, Nelson Enrique (Corrector) |
Siglos de racionalismo cartesiano, de eurocentrismo exacerbado y de cientifismo radical a lo único que han conducido es a la destrucción de nuestra casa, de nuestro único hogar. Pero, por sobre todo esto, a la negación del “otro” y de “lo otro”, y a la pérdida de gran parte de la invaluable sabiduría ancestral.
Está por evaluarse el extraño fenómeno contracultural que se obró de manera imprevista durante la década de 1960. Fue como si una generación completa –de jóvenes, naturalmente– de un momento a otro se sacudiera angustiada ante la inminencia de la catástrofe final. Fue como si un grito surgido de las entrañas del inconsciente colectivo saliera a alertar a la humanidad sobre las consecuencias de su estupidez. Hubo hasta “extremistas” que osaron pregonar: “¡Hay que acabar ya la industrialización del planeta!”, so pena de extinción. Y no todas, pero sí muchas cosas empezaron a cambiar…
De ahí nacieron movimientos mundiales que la Historia nunca había registrado, alrededor de asuntos tales como el antibelicismo, los derechos de las minorías, el indigenismo, el retorno a la vida sencilla y a la medicina natural, la planificación de la familia, la liberación de la mujer y de los oprimidos en general, la ecología… El arte y la literatura por su parte, en cumplimiento de una nueva misión, no tardaron en registrar esa atmósfera de renovación: la “nueva ola” del cine y de la música inundó con sus cuestionamientos los otros campos de expresión humana, incluidos los del periodismo y la comunicación. Quizás el intento de mayor trascendencia fue el de abrir las puertas a “la voz de los que no tienen voz”, a la voz de las grandes masas de ciudadanos corrientes.
Pero ese aire de libertad y de búsqueda de soluciones pronto habría de ser reprimido y aprovechado por el poderoso sistema imperante –establishment, se decía en aquel tiempo–. Teniendo en su nómina a muchos de los hombres más inteligentes y mejor preparados del mundo, al sistema no le fue difícil planear cómo deshacerse de los elementos molestos absorbiéndolos para la causa del consumismo. Así, laudables ideales como la ecología y el rescate de la sabiduría ancestral fueron convertidos en negocios tan productivos como el de la música de masas, el de la moda o el del consumo de estupefacientes.
Sin embargo, parece ser que las ideas se niegan a morir. Ni la masificación ideológica ni el movimiento ultra comercial denominado “Nueva era” han logrado evitar que todavía haya gente que piensa diferente y que recuerda lo suficiente. Gente que no “traga entero”. Gente que en silencio, con disciplina y con austeridad, continúa cultivando el legado de los mayores y desarrollándolo en la medida de sus posibilidades, lejos del control mental al que están sometidas las grandes mayorías.
Es en ese marco general donde se desarrollan los temas de este libro. El autor es solo un hombre que pregunta, pero que intenta saber qué preguntar y a quiénes hacerlo. Sus interrogantes son tan viejos como el ser humano; todos ellos conducen a las mismas inquietudes: ¿quiénes somos?, ¿de dónde venimos?, ¿hacia dónde vamos?
La diferencia con otras obras estriba en las respuestas de los entrevistados. Ellos aparentan ser personas comunes, pero realmente no lo son, pues poseen un grado de sabiduría fuera de lo “normal”, cada uno en su respectivo terreno. Todos han recorrido largos caminos existenciales y no se ufanan de ello; por el contrario, se les nota el esfuerzo de traducir a palabras sencillas su gran conocimiento y experiencia, para compartir sus haberes intelectuales con cualquier persona que lo solicite.
Es ya de por sí extraordinario ver a un ciego, a taitas indígenas y a filósofos académicos sentados a la misma mesa. ¿De qué podrán hablar? Para sorpresa de muchos, ellos no solo hablan, sino que dialogan, porque si algo han aprendido es a llegar al encuentro, no con dogmas, sino con opiniones sustentadas. Por divergentes que puedan parecer sus puntos de vista, cualquiera puede captar la convergencia de sus pensamientos allá en el fondo, quizá no tan en el fondo. Y sus opiniones tampoco son las del común…
Superficialmente, esto es lo que usted, amable lector, encontrará en estas páginas si se atreve a cederle paso a los ángulos de mira insólitos, pero sabios, que han sido recopilados en este libro, recordando que toda conversación que sostenemos con otro es, a la vez, un profundo diálogo con nosotros mismos.