¿Quién es el Hombre para que te acuerdes de él?
Autores: | Valero Cárdenas, Yolanda Gutierrez Mejia, Maria Oliva |
La revelación cristiana presupone el hombre y por tanto una cierta idea que éste tendrá de sí mismo; pero, por otra parte, la novedad de la encarnación del Hijo enriquece e ilumina esta visión. Por tanto, a partir de la revelación el cristianismo puede, y aún debe, reivindicar una noción propia delhombre, que en muchos aspectos coincidirá con la que ofrecen la filosofía y las ciencias humanas y que deberá enriquecerse con sus aportaciones, pero que poseerá una particular originalidad a la que no podemos renunciar; en este sentido hablamos entonces de "antropología cristiana".
La revelación cristiana nos ofrece, una imagen delhombrecentrada ante todo enJesús, el hombre perfecto, en quien somos hijos de Dios. Si ésta es nuestra última vocación, los catequistas no podemos desentendernos de aquellos aspectos de la constitución y del ser creatura del hombre que lo hacen capaz (apto) para esta llamada divina. En estos aspectos descubrimos ya la huella del designio de Dios, que nos quiere para él. El ser humano aparece así abierto a la comunicación de Dios mismo en la revelación cristiana. Ésta nos abre unas perspectivas que por nuestra parte jamás hubiéramos podido imaginar; es puragracia y donde la bondad divina, y al mismo tiempo responde a nuestras íntimas aspiraciones y deseos: la íntima comunión con Dios, a la que podemos llegar gracias a Cristo, y a la plena comunión con los hermanos con quienes vivimos en la Iglesia, "instrumento de la plena unión con Dios y de la unidad de todo el género humano" (LG 1), reunida por la unidad del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo (Ver LG 4).
Es muy importante que se lean cuidadosamente todas las citas de la Sagrada escritura y del catecismo de la Iglesia Católica que apareen entre los paréntesis y en negrilla a lo largo del paso: PROFUNDICEMOS. Esperamos que estas páginas sean de verdad una ayuda para quienes desean conocer y asumir una visión más cristiana de la persona humana, de la identidad y dignidad impresas en su ser hijos de Dios. Un agradecimiento especial al P. Saúl Pinzón L. párroco de Junín por su colaboración para la revisión de este texto y a Mauricio Garzón L. por su valiosa ayuda en la elaboración de los nuevos temas.