Reseña

El pueblo indígena Hitnü se encuentra en el departamento de Arauca, Colombia.
En la actualidad, los miembros de este pueblo se distribuyen únicamente en
dos resguardos del departamento, San José del Lipa y La Vorágine (municipio de
Arauca), y en un asentamiento temporal en el municipio de Puerto Rondón; en este
último se encuentra la comunidad Cuiloto-Marrero, desplazada en el año 2009.
En el año 2009 se llevó a cabo un primer diagnóstico de la situación del pueblo
Hitnü, en el que se constató una grave situación humanitaria y una profunda crisis
alimentaria y de salubridad.
La Corte Constitucional de la República de Colombia se hizo eco de la vulneración
de derechos y falta de protección de estas comunidades, y, a través del Auto 382
de 2010, declaró al pueblo Hitnü en grave riesgo de extinción física y cultural;
ordenando al mismo tiempo una serie de actuaciones por parte de las autoridades
competentes para, de forma urgente, “asegurar la vida, la salud y la dignidad
de este pueblo, y para atenuar los riesgos de exterminio cultural y físico que
enfrentan”.
El presente informe da cuenta de un ejercicio de actualización del diagnóstico
participativo de 2009 en lo que respecta a la situación de derechos individuales
y colectivos del pueblo Hitnü. Esta información fue recogida por ACNUR y
Defensoría del Pueblo en una misión conjunta con la Organización Panamericana
de la Salud (OPS), personal de salud de las entidades territoriales y Dusakawi IPS;
en la cual estas entidades llevaron a cabo un diagnóstico integral de salud. Esta
misión se desarrolló entre los meses de febrero y marzo de 2012.
Los hallazgos son claramente decepcionantes. Después de más de dos años de
emitido el Auto 382, se puede decir que la situación del pueblo Hitnü no ha
experimentado una mejora visible. No solamente continúa expuesto a los efectos
más obvios del conflicto armado, entre ellos desplazamiento y confinamiento,
sino que también se enfrenta a la falta del goce efectivo de su territorio y serios
retos en los ámbitos de autonomía y gobierno propio, salud, educación, seguridad
alimentaria, vivienda, agua y saneamiento básico.
Ante este panorama, se hace necesario armonizar los espacios de decisión,
actualizar el plan de acción de respuesta al Auto e implementar un mecanismo
eficaz de seguimiento al mismo. Solamente una intervención rápida y decidida de
las instituciones, y sobretodo un liderazgo claro en el proceso de respuesta, podrá
disminuir el riesgo de extinción de este pueblo.