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ISBN 978-958-46-1857-3

Exaltación de la Palabra
En torno a Roberto Vélez Correa

Autor:Vélez Correa, Fabio
Editorial:Vélez Correa, Fabio
Materia:864CO - Ensayos colombianos
Publicado:2013-02-06
Número de edición:1
Número de páginas:114
Tamaño:17.0x12.0cm.
Precio:$30.000
Encuadernación:Plástico
Soporte:Impreso
Idioma:Español / Castellano

Reseña

PRESENTACIÓN

LA HUELLA DE ROBERTO VÉLEZ CORREA

Por: Albeiro Valencia Llano

D
esde mi llegada a Manizales me sorprendió la formación intelectual de los hermanos Vélez Correa, Roberto, Fabio y Jorge, quienes estaban haciendo importantes aportes a la cultura; los dos primeros se destacaban en la literatura y el tercero en la pintura y la escultura.
La amistad con Roberto se inició gracias a su vinculación como profesor de la Universidad de Caldas, pero especialmente cuando me regaló la introducción de mi libro Colonización, Fundaciones y Conflictos Agrarios, publicado por la Biblioteca de Autores Caldenses, en 1994. A partir de esta obra tuvimos la oportunidad de dialogar sobre la cultura de la región, en sus diferentes períodos. Yo estaba interesado en estudiar lo que tiene que ver con las primeras generaciones de intelectuales caldenses y con el protagonismo de estos personajes en el ámbito nacional.
Pero, además, quería entender el fenómeno o impacto que se estaba presentando en la literatura caldense. Me llamaba la atención una obra como Suicidio por Reflexión, de Adalberto Agudelo Duque, pero también ambicionaba conocer lo que había sucedido en las décadas de los años setenta, ochenta y noventa, con la irrupción de escritores noveles que habían dejado su impronta.
Nuestra amistad se alimentó con un proyecto que iniciamos en 1995, cuando Roberto me invitó a escribir la biografía del olvidado y poco conocido Bernardo Arias Trujillo, condenado al silencio por amigos y enemigos; como resultado escribimos dos obras publicadas en cara y cruz, por el Centro Editorial de la Universidad de Caldas, en 1997: Bernardo Arias Trujillo. El Escritor y Bernardo Arias Trujillo. El Intelectual.
La actividad universitaria permitía disponer de tiempo suficiente para la investigación y de este modo podíamos compartir proyectos y experiencias. Así pude seguir de cerca algunos de sus libros y conocer la historia de obras como Los Suicidas de la Palabra y Literatura de Caldas 1967-1997. Historia Crítica. Pero a su vez recibí consejos y observaciones para mis futuras publicaciones.
Cuando Roberto nos abandonó en 2005, a la temprana edad de 53 años, intenté reconstruir el hilo histórico de su vida partiendo de la niñez y de la cotidianidad familiar. Encuentro importantes hechos esclarecedores: la calidad de vida que le pudo ofrecer la finca cafetera de Montenegro, en el Quindío, al lado del camino hacia Pueblo Tapao; la estadía en Calarcá; el impacto de la violencia política, con una tremenda carga de crueldad y el regreso a la población de Risaralda, donde Roberto inició la educación primaria.
Siguió el peregrinar por otras poblaciones como Villamaría y Manizales y la educación secundaria en el Instituto Manizales. Aquí se desataron sus inquietudes literarias estimuladas por el profesor Filemón Valencia; compartió el gusto por los libros con su compañero Eduardo García Aguilar y conoció al poeta Pablo Neruda, en el teatro Los Fundadores, en 1968.
Culminada esta etapa de su formación Roberto empezó a trabajar como Síndico del Hospital, en el municipio de Risaralda; sin embargo abandonó esta actividad para iniciar sus estudios de Filosofía y Letras en la Universidad de Caldas, mientras ejercía la docencia.
En Risaralda su hermano Fabio fundó el Círculo Cultural Bernardo Arias Trujillo, en 1970, y más tarde el periódico escolar Ideas y la revista Ecos; medios de expresión cultural que contaron con la colaboración permanente de Roberto. Después de estos ejercicios literarios nació su libro de cuentos Retoños de Piedra, en 1979.
Pero siguió avanzando en su formación académica. Un importante paso fue el ingreso a la maestría en Literatura Hispanoamericana en la Universidad de Colorado. Su tesis de grado La Mujer en la Narrativa de Gustavo Álvarez Gardeazábal lo mostraba como un buen analista y crítico; como consecuencia publicó el libro Gardeazábal, en 1986. El buen momento intelectual le abrió las puertas de la Universidad de Caldas para realizar su proyecto de creación literaria. Después llegaron nuevas obras, premios y reconocimientos.
Irrumpió con fuerza como docente y académico; sobresalió como crítico y brilló en el ensayo. Nos legó su destacada obra Literatura de Caldas 1967-1997, de obligada consulta para entender los fenómenos literarios ocurridos durante estos treinta años.
Sus amigos lo recordamos, entre otras razones, porque hizo conocer los valores caldenses en el ámbito nacional. Sobre este aspecto anotó el escritor Juan Carlos Acevedo que

Roberto Vélez Correa, honesto hasta los huesos, decidió por cuenta y riesgo jugar a favor de nombres que no representaban nada en su momento para las letras nacionales, los mismos que hoy ostentan premios, publicaciones y continuidad en este medio. Como ningún otro puso su conocimiento al servicio de la literatura y produjo una obra periodística, narrativa y crítica que sirve de base para construir nuestra más reciente historia.

Mientras escribo estas notas pienso que no supe aprovechar, más y mejor, la deliciosa compañía y la inteligencia de Roberto. No pensé en la posibilidad de la temprana muerte. Añoro su columna en el diario La Patria y conversar alrededor de un tinto, en los espacios de la Universidad de Caldas. Deploro no poder disfrutar de su fácil conversación y de su humor ácido, así como hablar de los escritores de ayer y de hoy.

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