La alimentación en el niño con cáncer
Autores: | Portilla, Carlos Herrera, Adela Álvarez, Cindy Araújo, Cristina Velasco Benítez, Carlos Alberto |
Son diversas las dicultades que se presentan en la alimentación durante el tratamiento del niño con cáncer, siendo éstas el resultado de una serie de circunstancias desfavorables que rodean su vida diaria. Además de los cambios físicos que ocasiona por sí misma la enfermedad, junto con las variadas complicaciones resultantes del tratamiento, se suman los factores emocionales y sociales; iniciando por el momento del diagnóstico cuando casi que inmediatamente -y por tiempo indeterminado - el niño es hospitalizado, separado de su casa y es sometido a múltiples pruebas de laboratorio, estudios, y procedimientos, para los cuales, nuevos e inesperados horarios son propuestos en lo que se reere a la alimentación, la presencia repetida de ayunos, menús que no dan la oportunidad a la elección y que no hacen parte de la dieta familiar a la que venía acostumbrado el niño. En varias ocasiones la familia se separa debido a la enfermedad del niño; por lo general su papá y hermanos continúan en casa, y el niño enfermo y su mamá, dentro de la soledad del hospital, enfrentan la nueva experiencia de la ausencia familiar. Unido a esto, una vez se supera la etapa inicial del tratamiento y diagnóstico, la primera alta hospitalaria no es hacia casa, debido a que el seguimiento debe ser estrecho, por lo cual, el sitio siguiente de hospedaje serán los albergues para niños con cáncer o en el mejor de los casos, casas de sus familiares que a lo mejor ni acostumbraban a visitar. Hasta aquí, y si no mucho antes, todas estas situaciones incomodan y preocupan al niño que suele hallarse nervioso, asustado, con miedos y temores, que dan como respuesta, la presencia de náuseas y la pérdida del apetito, lo que conlleva a que desesperadamente sus padres ofrezcan alimentaciones inadecuadas, tratando de compensar todo aquello que la enfermedad les impide y dando como resultado un factor negativo más, que empeora la enfermedad del niño. LOS EDITORES Cali, Enero de 2013