Reseña

La perseverancia es una virtud que pocos poseemos. No es gratuito entonces, aquello de que “El que persevera alcanza”. Esta es la gran particularidad de Eugenio Arrieta Atencio. Sus textos no pueden tener un gran arraigo literario pero tiene un arraigo de hermandad, humanística y, sobre todo, un arraigo contextual que lo lleva a derramar sobre otras regiones las costumbres de su entorno geográfico, atendiendo, quizás, las recomendaciones del gran Tolstoi sobre el manejo de la aldea.
Los textos de este hombre de mar nacido bajo el embrujo de las olas, se expresan en un lenguaje peculiar, ese al que algunos llaman “lenguaje coloquial”, son una radiografía del entorno marino que bien podía ser el de cualquier población enclavada en las arenosas playas en cualquier lugar del mundo. La fineza de los textos que nos ocupan no radica en la elocuencia verbal de Caro ni de Cuervo, ni en las disquisiciones lingüísticas de Saussure, radica en el calor humano y en la intención de diseminar por el territorio patrio las costumbres y los hechos que tienen arraigo en esa tierra de arenas blancas que forman una alfombra blanquecina para que los nativos se sientan como reyes cuando transitan sobre ellas.
La importancia de esta obra de Eugenio Arrieta no radica en el valor de cambio que puedan llegar a tener, pero si en el valor de uso que, de seguro, se extenderá hasta épocas impredecibles cuando, algún erudito, pretenda auscultar en el origen de los pueblos litorales y su entorno marino con todas sus especies, que, para ese entonces, posiblemente hayan desaparecido ante los embates de la voracidad capitalista y de las necesidades de sus habitantes, quienes van siendo desplazados de su hábitat natural hacia sitios que no les son del todo favorables.
Eugenio ha hecho de su literatura un medio complementario de vida, pero a la vez, es un rastro visible e imborrable para que las nuevas generaciones, que han de venir, tengan un referente histórico que los sitúe claramente dentro de su contexto geográfico, familiar y comunitario, con todas sus costumbres y las cosas que, de seguro, no se repetirán con tanta nitidez como sucede en la actualidad.