ITINERARIOS 1- Jesús Nuestro Amigo- Texto Niño (a)
Autores: | Gutiérrez, Maria Oliva Pulido L., Andrea Suarez R., Maria Angelita Piñeros C., Luis Alejandro |
La Nueva Evangelización implica por tanto una renovación en la concepción y nuevas prácticas de los procesos de Iniciación Cristiana y la catequesis que la acompaña. "la catequesis según las diferentes edades es una exigencia esencial para la comunidad cristiana. Por una parte, en efecto, la fe está presente en el desarrollo de la persona; por otra cada etapa de la vida está expuesta al desafío de la descristianización y, sobre todo, debe construirse con las tareas siempre nuevas de la vocación cristiana" (DGC 171) El Itinerario Catequístico es uno de los mejores caminos a seguir para llevar a cabo dicha renovación; conduce a la adhesión personal a Cristo y a la vida en la Iglesia. En este caso hemos fijado la atención en los niños y niñas en la edad de cuatro a seis años (4-6) ya que es un momento especial y decisivo en la formación de la fe de todo creyente: aquí están sus raíces y su fundamento. Los niños no son "receptores" del mensaje cristiano, sino PROTAGONISTAS, su formación está orientada al ENCUENTRO con Jesús presentado como un gran amigo. Es de tener en cuenta que todo ser humano nace religioso, por eso es importante valorar que existe en el pequeño el deseo de conocer a Dios, la tendencia hacia el bien, la espontaneidad de su amor y la necesidad de compartir con quienes le rodean. El catequista cumple aquí una gran labor, su papel es el de comunicar el anuncio cristiano. Descubrir y celebrar junto con los niños el gran mensaje de Salvación. Él es el compañero "guía" en la catequesis; instrumento mediador para que los niños logren el encuentro personal con Cristo. El testimonio y su experiencia de fe son de gran importancia al comunicar el Anuncio. Es indispensable disponer de un ámbito eclesial. La comunidad que acoge y acompaña es fundamental en su proceso de formación. Al mismo tiempo los niños deben ser introducidos a vivir una experiencia comunitaria que facilite la participación, la vivencia de los valores cristianos, la fraternidad, la recreación y el reconocimiento en sociedad. Por otra parte la participación de las familias en el proceso catequístico de sus hijos no es fácil de lograr, por diversos aspectos negativos presentes hoy en día, tales como la desintegración familiar, la violencia, la ausencia de algún integrante del hogar, la falta de participación en la vida de la Iglesia, la ausencia de valores cristianos, el deterioro de la autoridad y la educación... son casos que ponen en riesgo la formación de un nuevo creyente. Conviene sin embargo procurar que quienes viven bajo el mismo techo con los niños, adquieran ciertos compromisos y se incorporen en el desarrollo de este itinerario a través de pequeñas actividades, actitudes de fe y conversión y un aporte esencial y profundo, como es el de amar a los pequeños.