Como arqueros al blanco
Autor: | Gracia Guillén, Diego |
La ética, ya desde su principio, desde la primera gran obra que creó hasta su nombre, el famoso libro de Aristóteles, no ha sido sino esto: ponernos en contacto con el gran repertorio de valores posibles de la humanidad. Así en las primeras frases de su libro, el maestro viejo de Grecia emplea una fórmula encantadora para definir la ética: “Busca el arquero un blanco para su flecha, ¿y no lo buscaremos para nuestras vidas?”.
(Ortega y Gasset, Conferencias a los Amigos del Arte Buenos Aires, 1928).
Así vio Aristóteles a los seres humanos, como arqueros que tienen un blanco, y en eso hizo consistir la vida moral, en vivir y actuar conforme a ese modelo. La frase era, a lo que parece, muy popular en Grecia. En Antígona Sófocles pone en boca de Creonte estas palabras: “Todos, como arqueros al blanco, disparáis contra mí.” En Aristóteles la metáfora del blanco aparece más de una vez. Así, de la destreza dice que es la capacidad “de realizar los actos que conducen al blanco propuesto y alcanzarlo”. Pero el texto fundamental es aquel a que se refiere Ortega en el párrafo antes citado. Se encuentra al comienzo de la Ética a Nicómaco. El hecho de que esa afirmación se halle en el inicio del libro es señal evidente de que tiene un cierto sentido programático. Leemos el párrafo completo. Dice así:
“Si existe algún fin de nuestros actos que queremos por él mismo y los demás por él, […] es evidente que ese fin será lo bueno y lo mejor. Y así, ¿no tendrá su conocimiento gran influencia sobre nuestras vidas y, como arqueros que tienen un blanco, no alcanzaremos mejor el que debemos alcanzar’”.
Aristóteles. Ética a Nicómaco. VI 12: 1144 a 25
Aristóteles. Ética a Nicómaco. 12: 1094 a 18-24