Reseña

Con pocas palabras se puede resumir, tanto el estilo, el tema, como la acción fantástica, de esta pequeña y encantadora novela: velocidad en el estilo, porque la manera como se agrupan las oraciones que adelantan la narración, la descripción o el comentario, parecen ahogar al lector, en su versatilidad y agilidad, a veces apenas separadas por pequeños respiros, ortográficamente aplicados en párrafos que se encadenan mediante comas. En la acción, porque aquí todas las cosas ocurren a una velocidad pasmosa; en sólo dos días hay enamoramientos y desencantos que son capaces de llevar a los implicados directo a la cama, ardides que se resuelven en una tarde y se llevan a cabo la misma noche, con resultados que se obtienen al siguiente día; en fín, ilusiones y decepciones que le dan vida al relato, siempre en forma veloz. Y en el tema, porque la trama gira en torno a una competencia, donde la carrera es la característica principal: el zorro que huye, y el perro de presa, que tiene la misión de darle alcance. Una pequeña pero gran obra de arte, en el escenario cálido moniquireño encantador que el autor conoce y describe perfectamente, con personajes típicos que le dieron y todavía le dan vida a la región.