Reseña

En los capítulos 5, 6 y 7 de Mateo encontramos un pasaje suigéneris (muy particular). Muchos han denominado a los primeros once versículos de Mateo 5, el “Sermón de las bienaventuranzas”, pero realmente la alocución del Señor Jesús ocupa los tres anteriores capítulos, por lo que se hace necesario estudiarlo completo para no perder el contexto. Ahora bien, muchos discuten si Él habló en un solo período de tiempo o en distintos tiempos, pero eso no es importante; el único interlocutor es Jesús. Él es el que habla y eso es suficiente. Las biografías que hoy se escriben sobre hombres y mujeres relatan sus historias, logros, educación, anécdotas, etc., pero no se cuenta sobre sus vidas. Se puede saber algo sobre la historia de un deportista, pero no se cuenta acerca de su vida; cómo era su corazón, en qué pensaba. No cuentan, porque tienen muy poco que decir; o dicen que eso pertenece a su intimidad, y en eso no se quieren meter. El Señor, en cambio, nos comparte su vida en este pasaje. Podemos decir que estos tres capítulos en realidad no son un mensaje de Cristo, sino que es la experiencia de la vida del Señor. No es un mensaje desde la frialdad de la historia, sino desde la vida de Jesús. Este pasaje basado en la vida de Jesús, contradice inclusive los principios y valores que se predican hoy en una sociedad que se considera justa, tolerante, solidaria y respetuosa de los derechos humanos. Comienza enunciando nueve bienaventuranzas, pero en contraste con lo que se pregona hoy, califica como bienaventurados (tres veces felices) a: • Los pobres (de espíritu) • Los que lloran • Los que tienen hambre y sed (de justicia) • Los que padecen persecución • Los que son blanco de mentiras, entre otros.