Reseña

Esta antología reúne poetas representativos de diversas generaciones y tendencias en la Colombia de hoy, todos bajo un lenguaje que muestra una vez más la riqueza de nuestra poesía con su carga espiritual y estética. Se trata de una muestra provocadora que refleja un balance alentador y luminoso entre palabras con música y entrañas descubiertas. No es difícil advertir que los versos están habitados de naufragios y rescates, soledades y nostalgias, adioses y pieles con recuerdo, paradojas y falsedades, errancias y memoria, hilos invisibles, resortes secretos, siluetas inconclusas, desprecios y embelecos, desordenes y telarañas, acumulaciones y cosmogonías. Hacen fila aquí los mejores versos en antologías personales, los grandes pecados, las certidumbres y las dudas, la tradición y los hallazgos, las traiciones y las bienvenidas, la vida palpitante, las obsesiones antiguas y la muerte. Respiran en las páginas de este libro los anacronismos disfrazados, las renovaciones infantiles, los disparos certeros, las agonías y los interrogantes. Las eternas preguntas pasean encierros, esconden música, vibran conciertos altisonantes y gritos en los anocheceres. Es fácil tropezarse con cajas de Pandora, luces fosforescentes, fronteras infinitas, sorpresas alucinantes, burlas clandestinas, promesas facturadas, brindis inacabados y pocas esperanzas. Está seguramente lo mejor de nuestra podredumbre pero también lo mejor de nuestra poesía. Desfilan nombres consagrados, apellidos anónimos, voces de coro y solistas con arte. Ascendemos a los nirvanas, vivimos esquinas desoladas y entre desolaciones con púlpito, pentagramas y abismos alquilados por horas, ninguna palabra alcanza para lograr definiciones. Significan en serio la torre de Babel que pintan los poetas.